La pluma de: Rodolfo Giacoman, Especialista en Gestión de la Fatiga en Commercial Vehicle Safety Alliance (CVSA)
La fatiga es un factor que socava la seguridad y la rentabilidad. El agotamiento deteriora el juicio, causando errores costosos, desde pasarse una salida hasta un choque grave. Administrar la fatiga es una ventaja competitiva que protege tanto el activo humano como el material. En ese tenor, el Programa de Administración de la Fatiga de América del Norte (PAFAN) propone cinco estrategias:
1. El descanso y bienestar como valores innegociables
Un valor es ineludible (como vestir antes de salir). El descanso reparador debe ser un valor para el conductor. Su alerta se fundamenta en las cinco claves del bienestar: higiene del sueño, consciencia plena, relaciones positivas, nutrición y ejercicio.
2. Planee con el ritmo circadiano y presión de sueño
El ritmo circadiano es el reloj biológico del cuerpo. Alinee la jornada evitando las horas de mayor riesgo: 2:00 a.m. a 6:00 a.m. Para manejar la presión de sueño, evite la cafeína ocho horas antes de acostarse, ya que bloquea la necesidad biológica de dormir profundamente.
3. La importancia de la apnea del sueño
La fatiga persistente puede ser un problema médico. La apnea obstructiva del sueño (AOS) interrumpe la respiración e impide el sueño profundo. El diagnóstico y tratamiento constante de la AOS es vital para la alerta y la continuidad exitosa del conductor.
4. Aprenda a leer las señales de alerta del cuerpo
No se confíe en la percepción, sino en las señales objetivas de fatiga que el cuerpo emite:
- Párpados caídos.
- Bostezos frecuentes.
- Pensamientos dispersos.
- Movimientos de cabeza.
- Correcciones constantes al volante.
- El más peligroso: los microsueños.
Ante cualquier signo, la única medida segura es detenerse. Una siesta corta (20 minutos) o un ciclo completo (90 minutos) puede prevenir un desastre.
5. La última línea de defensa
Los sistemas de monitoreo en cabina (alertas de choque frontal, seguimiento ocular) son una malla de seguridad automatizada.
Son la última línea de defensa para mitigar las consecuencias de la fatiga, pero la verdadera seguridad reside en la administración proactiva de las causas raíz detalladas en los puntos anteriores.
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