CANACAR: Referente del autotransporte

En el marco del aniversario de la institución es esencial reflexionar 
sobre su evolución y los retos que han forjado su historia

CANACAR

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La historia del autotransporte de carga en México tiene sus raíces en empresas familiares y concesionadas que, desde la mitad del siglo XX, comenzaron a trabajar en rutas comerciales estratégicas para el país controladas por las Centrales de Carga. Francisco José Dávila Rodríguez, presidente fundador de CANACAR, rememora en entrevista para Alianza Flotillera cómo la fuerza del gremio fue determinante para la conformación de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (CANACAR).

El decano del autotransporte explica que durante las décadas de 1960 y 1970, el sector enfrentó retos significativos, como la regularización del autotransporte bajo la dirección de Eugenio Méndez Docurro, entonces secretario de Comunicaciones y Transportes.

La figura de Dávila Rodríguez, emerge en este contexto como líder de la Asociación de Transportistas de La Comarca Lagunera, una organización que siempre buscó que los intereses del sector de carga regular fueran reconocidos y defendidos con el mismo vigor que los del sector de pasaje, en las gestiones de la Cámara Nacional de Transportes y Comunicaciones (CNTC) ante el gobierno, que en aquel entonces representaba a todos los modos del transporte.

“En aquella época, el gobierno tenía una influencia total en muchas actividades económicas y el transporte no era la excepción”, comenta Dávila.

Como permisionarios, los transportistas gozaban de ciertas ventajas, como la exclusividad para transportar carga, donde no participaban los dueños de las mercancías. Sin embargo, también enfrentaban grandes desafíos, como la competencia irregular y las tarifas oficiales que, en la práctica, no podían cobrar, explica el empresario transportista.

Consolidación y el rol 
fundamental de la CANACAR

Con el paso de los años y tras intensas luchas gremiales, el sector de carga logró consolidar su representación a nivel nacional mediante la constitución de CANACAR en 1989, como un organismo emanado de la determinación del gremio para hacer frente al nuevo mundo globalizado que estaba por llegar con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y los desafíos que ello implicaría.

“El gobierno al principio quería que hubiera tres cámaras: la de transporte de pasaje, la de carga general y la de carga especializada. Pero convencimos a la autoridad de que no era lo mejor si queríamos aprovechar la apertura comercial”, rememora emocionado Dávila.

Con un sector sin el proteccionismo del gobierno, abierto a la fuerza de la oferta y la demanda, en pleno 1994 se hizo urgente la delimitación de un nuevo marco normativo y bases de tributación.

Nuevamente, gracias a la fuerza del gremio y al diálogo, la naciente CANACAR gestionó con la entonces Secretaría de Hacienda los gastos ciegos, las deducciones y los salarios de cotización, entre otras variables que hasta la actualidad siguen siendo la base de las Facilidades Administrativas que rigen al gremio.

CANACAR, nacida de estas tensiones y necesidades, se ha convertido en un baluarte para los transportistas mexicanos, representando sus intereses ante el gobierno y promoviendo la profesionalización del sector.

Francisco Dávila subraya que, aunque hoy la cámara tiene un enfoque empresarial, es crucial no perder de vista la importancia de la visión gremial. “Cuando se pierde la visión gremial en el transporte, estamos perdiendo una gran fortaleza. Esa fortaleza es lo que nos ha permitido dialogar con el gobierno y alcanzar mejores condiciones operativas para el sector,” afirma.

Una trayectoria de compromiso 
y liderazgo

La fortaleza de la cámara no podría comprenderse sin abordar uno de los capítulos más impactantes en la historia reciente de este país: la pandemia por COVID-19. En pleno 2020, el presidente de CANACAR era Enrique A. González Muñoz, quien recuerda que gracias al ímpetu, compromiso y profesionalismo de los empresarios y operadores, el transporte de carga se consolidó como un sector esencial.

González Muñoz comenzó su andadura en el autotransporte de carga en 1990 con un camión en Transportes Castores. No obstante, su conexión con CANACAR fue casi inmediata, participando activamente en las sesiones del consejo bajo la gestión de figuras clave como Francisco Dávila y Bernardo Lijtszain. El involucramiento de González en la cámara se incrementó durante la gestión del expresidente Tirso Martínez (2005-2008), cuando participó en la Comisión de Seguridad de la cámara.

González, originario de León, Guanajuato, pronto se unió a la Delegación de CANACAR en su estado y para 2010, bajo la presidencia de Jorge Cárdenas, implementó un ambicioso proyecto de transformación evolutiva, basado en estrechar la cercanía con los socios y la creación de programas de capacitación empresarial y para conductores. Uno de los legados más duraderos de esta etapa fue la creación de la Red de Semilleros de Operadores, que sigue vigente actualmente.

Desafíos en tiempos de crisis

El liderazgo de Enrique González alcanzó su punto culminante en 2018 cuando asumió la presidencia de CANACAR. “Yo siempre he sido conciliador, he tratado de buscar el bien general. Socio por convicción, fue mi lema, y sigo creyendo que la gente debe estar convencida de pertenecer a CANACAR”, señala González.

Durante su presidencia, el sector enfrentó uno de los mayores desafíos de su historia: la pandemia de COVID-19. El autotransporte de carga, como un sector esencial, no podía detenerse. Entonces, CANACAR gestionó con las principales marcas de camiones para que otorgaran apoyos financieros a los transportistas, como periodos de gracia para el pago de financiamientos, una medida crucial para paliar los efectos económicos de la pandemia.

Además, González con toda la estructura de la cámara, defendió con éxito la operación del doble remolque de la mano de un personaje histórico para el sector: José Refugio Muñoz López, quien también fue un férreo impulsor de la reforma en la que se tipificó el robo al autotransporte como un delito que amerita prisión preventiva.

Otro de los logros notables obtenidos por CANACAR en los tiempos recientes, es la implementación de los Centros de Alertamiento Inmediato a nivel nacional, una herramienta esencial para reducir los robos en carreteras.

Una cámara con visión de futuro

Enrique González, en su reflexión subraya la importancia de la continuidad y la evolución dentro de la organización. “CANACAR debe seguir buscando desarrollar al gremio de cara a los retos futuros. Hablamos de electromovilidad, del nearshoring, del intermodalismo. Para todo ello, CANACAR debe seguir siendo ese bastión que facilite las herramientas que el gremio necesita”, enfatiza González.

Pese a los avances del gremio y el papel clave que ha jugado CANACAR en este porvenir, el camino por recorrer aún es largo. La modernización de la flota, la competencia desleal, la inseguridad en las carreteras, la escasez de operadores, la modernización carretera, la equidad de género, la atracción de los jóvenes a la industria y la necesidad de adaptar el sector a las nuevas tecnologías son algunos de los desafíos que deberán atenderse por el actual y próximos dirigentes del organismo de la mano con el gobierno.

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