El reto del transporte público en Colombia

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Lograr unificar el transporte masivo con el colectivo es el gran desafío que afronta Transmetro en su quinto año de existencia. Así ganaría el sistema, ganaría la ciudad y, lo más importante, ganarían los usuarios.

Un grupo de expertos consultados por el heraldo le ha planteado a la alcaldesa Elsa Noguera diez grandes retos para lo que le resta de mandato. Uno de ellos –sin duda central en la agenda institucional barranquillera– es el del transporte público de pasajeros.

Transmetro cumplirá en abril su quinto año de operación, y su portafolio está lleno de complejos desafíos cuya superación resulta esencial para definir el futuro de la ciudad. De 2010 a la fecha, el Transmetro ha pasado por varios momentos de difícil evolución, en los que los logros también han sido evidentes. En 2010 registró 30 mil pasajeros por día, 90 mil en 2011, y 120 mil en 2012. En 2013 cayó a 77 mil en junio, aunque subió a 115 mil en noviembre, evento que coincidió con dos situaciones concretas: las dificultades financieras de las empresas Sistur y Metrocaribe, a cargo de la flota operativa, y la competencia del transporte público de busetas en la troncal de Murillo.

Las dificultades de 2013 condujeron a la suscripción de un pacto entre los distintos actores del sistema. Luego vendría un hito muy importante: la expedición del Conpes 3788 del 9 de diciembre de ese año por parte del Departamento Nacional de Planeación, que evaluó el sistema y cambió los términos de la participación de la Nación a fin de que los recursos de la tarifa destinados a infraestructura fueran asignados a los operadores. Incluyó ese Conpes  otros componentes, como el compromiso del Distrito de habilitar las calles 79 y 84 –obras ya avanzadas– y la construcción del par vial de la 50 desde el bulevar de la iglesia del Carmen hasta la calle 10, en el barrio Barlovento, el cual apenas comienza y se hará por fases, con alguna resistencia –hay que decirlo– de ciudadanos que estiman que se está afectando un patrimonio  arquitectónico y la tranquilidad del Barrio Abajo.

Otra de las piezas de ese Conpes es la reestructuración de rutas del transporte público colectivo, para lo cual el año pasado se conoció un estudio de consultoría que fue recibido con reservas por los empresarios del sector. La alcaldesa aceptó atender las observaciones y convino con los transportadores en hacer una reestructuración de rutas de manera concertada, para lo cual fue clave que la mandataria lograra juntar a todos los actores involucrados: Transmetro, Área Metropolitana, Secretaría de Movilidad, los transportadores y la Alcaldía Distrital, por supuesto.
Sin embargo, la apuesta de fondo tiene que ser la integración del sistema, la unificación de las dos unidades de negocio: el masivo y el colectivo. Barranquilla tiene a su favor que los operadores de los dos sistemas participan en ambos, de modo que ese es un escenario que, en teoría, debería facilitar las cosas. Ganaría la ciudad, ganaríamos todos. Sin duda.

Una de las derivaciones de  la integración tendría que ser la solvencia financiera del sistema, su estabilidad en beneficio de los usuarios. La integración  es, al mismo tiempo, la mejor manera de enfrentar la competencia del transporte informal. El objetivo, como dijo la directora de Fundesarollo a este diario, es un sistema de transporte público eficiente y gentil con las necesidades de los ciudadanos. Le corresponde también a la Nación, desde luego, cumplir sus nuevos compromisos de cofinanciación definidos en el Conpes mencionado.

Con información de: ElHeraldo.co

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