A lo largo de su historia, Fletes Rodríguez e Hijos se ha consolidado como una empresa que ha depositado su corazón en el negocio y sus esperanzas en el futuro. Fundada formalmente en 1996, su historia se remonta a las décadas de los años 50 y 60, cuando Enrique Rodríguez Flores, padre del actual Director General, Luis Enrique Rodríguez Cavazos, inició en este negocio en Allende, Nuevo León, considerada la “cuna del autotransporte”, llevando naranjas a Monterrey.
Mi papá comenzó a recorrer las rutas con un pequeño raboncito, con el tiempo llegaron los torton y luego los primeros camiones en los años 80”.
Posteriormente, Rodríguez Cavazos formalizó la empresa transformando el legado de la compañía con una nueva historia. Hoy, al frente de la empresa, continúa consolidando el negocio con servicios a nivel nacional, acompañado de sus dos hermanos, quienes además de dirigir, también vivieron la carretera en carne propia.
Acumulamos experiencia como operadores antes de asumir responsabilidades administrativas. Hemos crecido despacio, camión por camión, remolque por remolque. Así ha sido nuestra vida: una historia de trabajo constante”, resume Rodríguez Cavazos.
Estructura operativa
Actualmente, Fletes Rodríguez e Hijos se especializa en el traslado de carga suelta y contenedores en plataformas, operando principalmente en los puertos de Manzanillo y Altamira, con una sede central en Monterrey, Nuevo León.
La flota integra más de 50 fulles, principalmente de las marcas Kenworth, Freightliner e International, atendidas por 55 operadores que forman parte clave de la estructura operativa y del éxito de la compañía.
En este contexto y contrario a la tendencia que viven las empresas transportistas en cuanto a la escasez de operadores, la compañía mantiene una rotación de apenas el 10%. El secreto es simple, asegura Enrique Rodríguez Cavazos:
Darle valor al operador; muchas empresas los ven como un número más, pero son personas que tienen familia, tienen metas y sueños. El operador es el eslabón principal en la cadena logística”.
Llevar el transporte en la sangre le ha dado a Fletes Rodríguez e Hijos la oportunidad de llegar a su tercera generación. En esta dinámica, los fundadores aportan la experiencia operativa y visión de servicio, mientras que las nuevas generaciones comparten ideas frescas, enfoque tecnológico, certificaciones y modernización. Resultado de este sistema, la empresa ha alcanzado la certificación CTPAT, lo que le ha permitido llevar a cabo exigentes procesos de capacitación continua.
A la par, la empresa ha desarrollado su propia escuela para formar a operadores, incluyendo a conductores que inician manejando unidades de 3.5 toneladas para integrarlos posteriormente como operadores foráneos. Estrategia que le ha dado resultados en el desarrollo de talento y crecimiento operativo.
En temas de mantenimiento preventivo, la flota está a cargo de uno de los hermanos Rodríguez, quien encabeza las operaciones del taller en la central de Monterrey. Además de que las bases operativas de los puertos cuentan con patios de maniobras.
Más allá de los cargos en el organigrama, Fletes Rodríguez e Hijos trabaja sin jerarquías impuestas: “No porque yo sea el Director General, soy mejor que mi hermano que está en el taller. Cada quien tiene su lugar, trabajamos en armonía”, asegura Rodríguez Cavazos.
Planes de expansión
A mediano y largo plazo, la firma busca aumentar su parque vehicular en el transcurso de 2025 a fin de expandir sus operaciones y atender la alta demanda de sus principales clientes, todo esto a pesar de la incertidumbre generada por los aranceles impuestos por el gobierno de Estados Unidos.
Con una cartera activa de 10 clientes principales, Fletes Rodríguez e Hijos se mantiene competitivo frente a empresas más grandes. “La competencia nos obliga a ser mejores, a copiar lo bueno. Las grandes compañías miden todo, y eso nos hace crecer”, comenta Rodríguez Cavazos.
Asimismo, apuesta por la cercanía con el cliente mediante calidad en el servicio y estabilidad operativa, donde la seguridad carretera y los retos logísticos son constantes.
Es un momento especial cuando cada camión llega de viaje sin problemas y cumple con el cliente”, explica el directivo, aunque también recuerda los momentos difíciles que ha tenido que enfrentar la compañía, como la devaluación de 1994.
Fletes Rodríguez e Hijos ha sabido mantenerse fiel a sus raíces a través del servicio a sus clientes y el valor que otorga a las personas que laboran en la compañía. “Queremos que la gente sienta que vale lo que hace”, esas son las satisfacciones que conducen a la compañía hacia el futuro.
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