La imposición de aranceles por parte de Estados Unidos a productos mexicanos está desencadenando una tormenta económica que afecta directamente al transporte de carga en la región fronteriza, afirmó Edgar Zamorano, delegado de CANACAR en Reynosa, en el marco de la Asamblea CANACAR 2025.
“Ya inició la aplicación de aranceles a sectores como el acero, aluminio, productos agrícolas y manufacturas específicas. Esto ha generado incremento en costos, reducción de pedidos y volatilidad en las inversiones”, explicó Zamorano.
Los transportistas enfrentan una disminución en la demanda de fletes hacia Estados Unidos, ya que compradores norteamericanos buscan proveedores locales para evitar los sobrecostos. Esta situación, advierte Zamorano, podría traducirse en despidos y pérdida de proyectos industriales en regiones altamente exportadoras, como el norte del país y el Bajío.
A nivel nacional, los aranceles también amenazan con presionar la inflación y frenar el crecimiento económico, dada la fuerte dependencia del PIB mexicano del comercio exterior. Aunque el Gobierno de México ha optado por una estrategia diplomática y activado mecanismos del T-MEC, algunos sectores critican la falta de medidas proactivas para proteger a las industrias más vulnerables.
En cuanto a las perspectivas, Zamorano señala que en el corto plazo las tensiones comerciales seguirán presentes, especialmente por el clima electoral estadounidense. Sin embargo, a mediano y largo plazo, existen oportunidades de estabilización mediante acuerdos sectoriales o una mayor diversificación de mercados, aunque reemplazar la relación estructural con Estados Unidos, será un reto complejo.
Si logramos fortalecer nuestra industria interna y abrirnos a otros mercados, podríamos reducir la vulnerabilidad ante estas medidas. Pero sin duda, la clave será cómo evolucionen las decisiones políticas y económicas en ambos lados de la frontera”, concluyó.
El sector del transporte se encuentra en un momento decisivo, donde la capacidad de adaptación y la respuesta gubernamental marcarán la diferencia entre una crisis temporal o un reacomodo profundo del comercio internacional mexicano.
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