Entrevista exclusiva
Por David Aguilar Juárez
La vida puede medirse de muchas formas. Si los seres humanos tuviéramos un odómetro integrado, ¿cuántos kilómetros podríamos recorrer a lo largo de 45 años? En este contexto ¿La medida sería en términos de distancia, o de memorias, experiencia y aprendizaje? ¿Cuánto puede suceder a lo largo de nueve lustros?
Gustavo García González, Director de Operaciones México de Kenworth Mexicana, es alguien quien puede narrarnos lo que particularmente ha vivido a lo largo de ese tiempo en el recorrido de una ruta clara y definida: el del Autotransporte de Carga en México.
El punto de partida inició en 1973, cuando tenía 20 años de edad. “Ese año entré a Dina y ahí pude meterme a este amplio mundo de los camiones. Dina era una organización industrial muy grande y la división de camiones-automotriz era una de las tantas que había. Ahí me enamoré de los camiones de carga pesada”, relata en entrevista con Alianza Flotillera.
Como directivo de Dina, y en una etapa donde el gobierno controlaba los precios, conoció a Gustavo Vildosola Castro, quien en 1959 había fundado Talleres Industriales El Águila, que posteriormente sería Kenworth Mexicana. En noviembre de 1987 García González entró a laborar a esa compañía.
“Llegué cuando estaban por lanzar su nuevo tractocamión. Tenían el modelo W900 que era muy exitoso y llegó el T800, que fue el primer camión aerodinámico que se vendió en México. En ese entonces se requería la autorización de la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial para determinar el precio y era todo un proceso. Logramos su fijación y ese fue el primer gran resultado que obtuve para Kenworth Mexicana”, relata.
Gustavo García también fue uno de los principales promotores para organizar el Expo Transporte ANPACT, que empezó como TransExpo y que celebró sus primeras ediciones en el WTC de la CDMX; luego llevaron el foro a Guadalajara, donde se celebra de forma bienal como el espacio de exposición del sector autotransporte más importante de América Latina.
¿De todo este tiempo, qué es lo que más le ha marcado profesionalmente?
Trabajar en una empresa líder como Kenworth Mexicana”, responde de forma contundente, y añade: “También marcó mi carrera haber sido uno de los fundadores de la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones (ANPACT) en 1992. Las empresas fundadoras antes éramos parte de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) pero ésta tenía una agenda dedicada hacia los automóviles ligeros y poco se abordaba el tema de los camiones pesados y los autobuses.
Entonces Dina, Freigthliner, Cummins y Kenworth Mexicana constituimos la ANPACT; ahora soy el único sobreviviente de entre los directivos que la fundamos”.
¿Qué personas le han marcado a lo largo de su carrera? ¿Qué les aprendió?
Tuve magníficos jefes, desde Dina (Emilio Sacristán Roy, Rafael Barajas, Francisco Estrada, Gabriel Villaseñor), y después trabajar en Kenworth, con el fundador de la empresa y principal accionista, Gustavo Vildosola Castro, que era toda una personalidad, un transformador de la industria. Haberlo tratado de tan cerca me marcó por siempre; fue un segundo padre para mí. Me siento muy honrado de que haya sido mi jefe.
Sam Means también es un referente personal, así como mi jefe actual, Renato Villalpando a quien conozco desde hace más de 30 años; es un muy buen amigo mío y ha sido un jefe del que he aprendido muchísimas cosas. Ha sido un gran honor y me llena de mucho orgullo estar en Kenworth. Jubilarme en esta organización también es muy importante.
¿Cuál fue un momento difícil en su carrera?¿Qué no pudo hacer?
Me ha frustrado mucho no poder hacer más en el tema de la importación de vehículos usados. Eso le causa mucho daño a la economía del país y es por ello que tenemos una flota vehicular muy antigua.
Otro momento duro en mi vida fue el cáncer que tuve en 2009; fue toda una lección de vida. Aun y cuando hice un tratamiento de seis semanas de quimioterapia y de 33 radiaciones que casi me quemaron la pierna, mi actitud siempre fue súper positiva. En ese momento pensé que no estaba listo para morirme y tuve el apoyo de mi esposa y mis hijos y también de la empresa; fue algo extraordinario. En Kenworth siempre tuve el apoyo y es algo que valoras demasiado: el respaldo de tu familia y de tu empresa.
¿Por qué se retira?
Esa es la pregunta. Soy un privilegiado, pero llega el momento en que debes retirarte y debes hacerlo cuando todo está muy bien, cuando te has consolidado profesionalmente en el sector. También debes dar paso a las nuevas generaciones, a la gente que viene atrás para que continúen con este legado, que aporten con la visión fresca que tienen.
¿Cómo ve a los jóvenes; los Millenials están llegando a los niveles gerenciales?
Los veo excelente; mi sucesor es un Millenial. Javier Valadez Ortega tiene 30 años; llegó el pasado 28 de mayo a Kenworth y estamos empezando su introducción al sector. Viene de colaborar para ProMéxico, Audi, Lego. Es una persona madura profesionalmente, seria, empática, comprometida. Tiene todo para hacerla y sé que tendrá un buen desempeño. Para cómo está avanzando el mundo automotriz, tan vertiginosamente, hace falta sangre nueva que venga a continuar con este liderazgo que hemos logrado para mantenernos.
¿Qué consejo le deja?
Le he dejado varios, hasta se los he escrito. Uno de ellos: saber escuchar. Otro más: Informarse lo más posible. Uno más: cuando no se tiene la información, callar. Obviamente ser muy leal y derecho con la empresa. Eso es muy importante para las organizaciones en los tiempos actuales.
¿Qué hará en adelante?
La idea es capitalizar la experiencia de 45 años a través de coaching a las nuevas generaciones, a la gente que empieza en este sector. Estar presente en Consejos de Administración asesorando a compañías de algunos amigos que se han acercado.
¿Qué estará haciendo la mañana del 1 de septiembre próximo?
Ah, pues seguramente me estaré levantando tarde, planeando quizás un viaje y poco a poco integrándome a esto que quiero hacer de la consultoría y el coaching.
¿No se dará un descanso, un tiempo para usted?
Pues es por eso que no haré nada muy formal con lo de las asesorías; lo iré haciendo poco a poco conforme me vayan requiriendo.
¿Qué se siente irse con el cariño de mucha gente?
Es algo que he procurado ir sembrando en el camino. Siempre he confiado en la gente y a lo largo de mi vida he conocido personas de primera línea. Sólo tuve un padre biológico, y a lo largo de mi vida busqué mucho a mi padre entre quienes fui conociendo. Muchos me ayudaron, me aconsejaron, me apoyaron. Siempre he creído en los demás. Para mí, la gente es a todo dar hasta que no te demuestren lo contrario. Eso ha hecho que tenga muchísimos amigos, algunos más cercanos que otros, pero en general, hay muchos que me quieren y se siente a todo dar.
La noche previa a la entrevista atestiguamos un homenaje que le realizaron en el marco del XVIII Foro Nacional de Transporte de Mercancías de la ANTP, en dónde por supuesto hubo cabida para el reconocimiento de parte de su familia.
¿Ha sacrificado algo por esta carrera?
Quizá un poco a mi familia; sé que pude haber estado más tiempo con mis hijos, pero me valí de contar con una mujer muy inteligente. La educación de mis hijos en buena medida la llevó adelante ella; pero les di el tiempo que tenía y fue de calidad. Les di cosas que yo nunca tuve; mi infancia y mi juventud fueron de carencias, pero cuando tuve se lo compartí a mis hijos y eso me da mucha satisfacción.
¿Cómo lo ha acompañado su familia en todos estos años?
Ellos han jugado el rol más importante de mi vida. Primero, mi mujer, que es una persona muy preparada, muy inteligente, que siempre me ha apoyado y me ha dado su consejo y con quien he consultado mis decisiones profesionales más importantes. Ella es museóloga y por tanto involucrada en la cultura; es la Coordinadora General de la Bienal Nacional de Cerámica del Museo Franz Mayer. Mi hijo Diego, de 34 años y que ahora estudia una maestría en Australia, y mi hija Ximena, de 30 años, dedicada a la Fundación Reinserta. Todos me hacen sentir no sólo orgulloso, sino con la certeza de que todo ha valido la pena.
Esta historia, la de Gustavo García, no acaba el 31 de agosto próximo que será su último día como directivo de Kenworth Mexicana. Como promete en la entrevista, dentro de algún tiempo tendremos noticias de él.
¿QUIÉN ES?
Nació en 1953 en Álamo, Veracruz.
Licenciado en Economía por la UNAM.
De 1973 a 1987 laboró en Dina.
En noviembre de 1987 llegó a Kenworth Mexicana.
Es uno de los fundadores de la ANPACT. Será el Director de Operaciones de Kenworth Mexicana hasta el 31 de agosto de 2018.
Su trayectoria profesional suma 45 años de experiencia en el sector del autotransporte.