Ingo Babrikowski: choque de culturas

La disciplina es una de las principales cualidades que distinguen a Ingo Babrikowski y que aplica al frente de la dirección de Estafeta

Ingo Babrikowski en estafeta
Ingo A 11 años de haber asumido la dirección de Estafeta, Babrikowski está convencido de que su destino profesional y personal está en México

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Hamburgo, Alemania, la metrópoli portuaria al norte del país europeo, distinguida por su música, el mar y sus canales, fue la ciudad que vio nacer el 15 de octubre de 1971 a Ingo Babrikowski.

Rodeado del trajín cotidiano de un puerto comercial que recibe más de 12 mil barcos cada año y ocupa 75 kilómetros cuadrados, Ingo Babrikowski vivió su niñez y parte de su juventud en ese lugar. Y quizá debido a ese entorno, desde muy pequeño demostró el gusto por el remo.

Su pasión por aquella disciplina deportiva lo llevó no sólo a practicarla, sino a competir a nivel nacional e internacional y a ser instructor voluntario. Deporte que años después marcaría la forma en la que, el actual director general de Estafeta, buscaría conducir una de las empresas de mensajería y paquetería más importantes de nuestro país.

Egresó de la Universidad de Hamburgo en donde realizó sus estudios profesionales en Negocios y Administración con especialidad en Logística y Gestión Industrial. Al concluir, pronto comenzó a trabajar y a tomar experiencia en transporte, logística y almacenes en su país natal.

Sin embargo, en 1998 su inquietud por aprender español y sus ganas por descubrir otros mundos, lo hicieron llegar a México, a los 27 años. En donde, dada su experiencia previa en el sector logístico pronto se integró a Estafeta como Gerente de Proyecto en la Ciudad de México, puesto que desempeñó hasta agosto de 2001.

“El primer reto que tuve fue el idioma y con la intención de practicarlo más rápido busqué trabajo aquí, pues sólo así lo ejerces más. Me dije: si se me complica comunicarme me la ingenio con el inglés, pero al final, no me funcionó, fue ahí donde tuve un choque cultural y tuve que aprender más rápido”, recuerda.

Aprendizaje constante

INGO BABRIKOWSKI  CHOQUE DE CULTURASLuego de tres años trabajando para Estafeta, sintió la inquietud por seguir especializándose, así que con dos maletas en mano decidió dejar su trabajo en nuestro país y viajó a Inglaterra para estudiar un MBA en Gestión de Proyectos y Finanzas en la Universidad de Cranfield.

“Algo que ha marcado mi vida profesional son mis dos cambios de residencia. Creo que cuando estás dispuesto a aprender y a crecer tienes que estar dispuesto a soltar, y soltar en el sentido de alejarte físicamente de tu familia y que nada te detenga. Eso te da mucha madurez y experiencia, pero hay mucha gente que no está dispuesto hacerlo”, dice.

Sin embargo, después de año y medio de vivir en Inglaterra, en el 2003 Ingo Babrikowski regresó a México por petición de Gerd Grimm, fundador de Estafeta, quien le ofreció encabezar la dirección de Operaciones de la compañía. Ese hecho marcaría su vida personal y profesional, que sin imaginarlo no sólo sentaría raíces en tierra azteca, sino que también comenzaría una carrera en ascenso.

Con esa posición se encargó de ejecutar un proceso de centralización de funciones operativas y mejorar la calidad de servicio, la cual ya había comenzado a sentar las bases de un cambio para fortalecer su presencia mediante una renovación tecnológica.

Ingenio mexicano

En el año 2000, bajo una nueva estructura corporativa y con la reciente inauguración de la línea de carga aérea y la construcción del Centro Logístico Internacional en el aeropuerto de San Luis Potosí en 2005, una de las infraestructuras más importantes y estratégicas en las operaciones de la empresa, Ingo Babrikowski asumió la dirección general adjunta de la compañía y en 2009 fue nombrado director general de Estafeta.

Lo anterior daría inicio formalmente al periodo que al interior de la empresa se conoce como La Nueva Estafeta. En donde tenía como principales retos cambiar el modelo descentralizado de las direcciones de los cinco Distritos bajo los que operaba la compañía, que funcionaban con autonomía para lograr cercanía con el mercado.

“El desafío era institucionalizar una empresa que trabajaba de forma descentralizada con distritos autónomos. Antes era lo adecuado, porque hubo un crecimiento muy fuerte en los años 90 y era idóneo tomar las decisiones rápidas regionalmente para estar cerca de los clientes. Sin embargo, era el momento de contar con procesos y una operación uniforme para asegurar la calidad”, recuerda.

Agrega que eso lo orilló a romper paradigmas y mostrar a los directores que le reportaban un nuevo rumbo, “en mi trayecto también tomé consejos de directivos que tenían mucha experiencia. Esa etapa fue de convencimiento y trabajo con cada uno de los colaboradores”.

Pero a decir del directivo, el ingrediente clave al asumir la dirección general sería la combinación entre la cultura alemana y la mexicana, un hecho que le permitiría avanzar con paso firme en los años venideros.

“Conocía bien a la compañía y esa era una ventaja, pero la mezcla cultural a la que me enfrenté fue fundamental. Como todo alemán traía una formación de planeación pero el ingrediente mexicano es la improvisación. Para mí algo que sale del plan es algo muy malo y me da pánico, pero los mexicanos saben cómo arreglar las cosas si algo sale de lo previsto. Esa ha sido una mezcla perfecta”, asegura.

Fortaleza empresarial

A 11 años de haber asumido la dirección de Estafeta, Babrikowski está convencido de que su destino profesional y personal está en México, el éxito que ha tenido la empresa no podría entenderse sin dos aspectos fundamentales, las personas y el trabajo en equipo.

“Sí hago la comparación de practicar un deporte como el remo con el hecho de dirigir una empresa tiene mucha relación. Un deporte genera disciplina y te ayuda a sentir el compromiso que tienes con tu equipo. Nos hemos preocupado por realizar un trabajo colaborativo, lo que nos permite competir hombro a hombro con empresas de reconocido prestigio a nivel global”, dice el ejecutivo.

Asegura que la fortaleza de los colaboradores le ha permitido enfrentar los distintos escenarios, buenos y malos, “cuando me tocó la crisis económica del 2008 me dijeron: ¡Si la libras estás listo para continuar liderando la empresa! y ahora con el COVID-19 volvemos a enfrentar un momento crucial, pero más difícil”.

Actualmente, el ejecutivo dirige a la empresa en una de las situaciones más adversas de la historia de los últimos tiempos, en donde tiene a su cargo a 9 mil 14 colaboradores, se encarga de ver que más de 60 millones de envíos (en lo que va del año) lleguen a su destino, a través de 3 mil 400 unidades terrestres y cinco aviones, 125 Centros Operativos, tres hubs logísticos, un recinto fiscalizado y 33 almacenes estratégicos.

Y aunque es un momento de incertidumbre, la firma a su cargo recientemente anunció un aumento del 25% en sus inversiones programadas para este 2020, es decir, cerca de 830 millones de pesos, la cifra más alta invertida por la empresa en un sólo año y, se han contratado más de mil 500 colaboradores.

“Nuestra gente es nuestra responsabilidad. El gasto que se está haciendo para cuidar la vida de nuestro personal no es significativo. Estamos ejecutando con la responsabilidad y disciplina que se requiere en estos momentos y optimizando los recursos para cumplir nuestros compromisos”, puntualizó.

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