• Las refacciones y los materiales
Si bien no son estrictamente una parte del diagnóstico, pero si de la reparación, las refacciones de la calidad requerida, son una parte importante en los resultados en términos de tiempo, costo y duración de la misma.
El concepto de “costo-beneficio” aplicado en la selección de marcas de repuestos y materiales, complementado por un buen diagnóstico, asegura la calidad de las reparaciones y sobre todo en la optimización de los costos de operación y mantenimiento.
• El criterio
Este factor es parte de la persona, y se puede normar de acuerdo a la filosofía de la empresa. En el proceso de determinar si una pieza se cambia o no, la confianza bien fundamentada en el criterio de cada mecánico, debe estar basada en las soluciones que ha aplicado anteriormente, ya que la mayor parte de sus decisiones las toma por si mismo. Una práctica saludable del administrador de la flotilla es revisar aleatoriamente la aplicación del criterio de cada operario de taller al realizar un diagnóstico y al efectuar sus reparaciones y determinar si son de confianza.
¿A la segura?
Es una práctica común (mala, por cierto), de algunos mecánicos, tomar la decisión de cambiar piezas sin un análisis adecuado de su estado, ni consultar el expediente de la unidad, ni “perder” tiempo aplicando el procedimiento de buscar la falla de lo más sencillo a lo más complejo. Esto lo hacen porque no les cuestan las refacciones y en algunos casos les beneficia económicamente.
En los talleres en los cuales se tiene participación por la venta de refacciones, lo anterior se entiende, aunque no se justifica. Pero en los talleres que atienden a su propia flotilla, esto es imperdonable.
Por otro lado. ¿Quién no ha escuchado la frase: “así vete, cuando acabes tu ruta lo traes”?, si bien puede ser un caso sencillo como un foco fundido, la decisión la toma el mecánico basándose en el conocimiento que tiene de un operador “mañoso”, o en la carga de trabajo del taller a esa hora, o en su criterio para evaluar rápidamente el riesgo a que expone al operador. O puede ser uno grave, como una fuga de aire en el sistema de frenos en cuyo caso, lo atiende de inmediato. Si es así, se puede confiar en el criterio del mecánico al realizar sus diagnósticos.
El mecánico profesional, se toma el tiempo necesario, agudiza sus sentidos, ya que con la vista, oído, olfato, tacto y hasta con el gusto puede detectar un mal funcionamiento sin olvidar su intuición. Cuestiona al operador de la unidad para efectuar un diagnóstico certero y revisa a conciencia las partes involucradas antes de decidir si las cambia, con lo cual resuelve el problema en forma definitiva y con el costo y el tiempo óptimos.
La experiencia conjunta del equipo de operarios de taller y su intercambio de vivencias, son una información valiosa para determinar la vida útil de las partes críticas que conforman las unidades, desde el punto de vista de seguridad y de costo. El registro escrito o electrónico de esta experiencia conforma parte de la herencia técnica del taller, la cual se enriquece con el paso de los años y que se transmite del maestro a su ayudante (aprendiz).
La capacitación paga
Es indudable las diferencias que existen entre los mecánicos de una empresa que se preocupa y ocupa por la capacitación y actualización de su personal y asigna partidas presupuestales cada año para estos rubros, obteniendo a cambio operarios que colaboran con ella, que se esfuerzan por hacer cada vez mejor su trabajo y velan por los intereses de la misma; y por otro lado, los mecánicos de otra empresa que considera la capacitación como no importante para los talleres y la actitud de su personal es más de reproche que de colaboración.
En el primer caso, se nota una actitud positiva en la confianza del mecánico al analizar la posible falla, en la utilización de la herramienta y el equipo correcto, en la búsqueda de alternativas para realizar su diagnóstico y en la ubicación de la falla y en su corrección oportuna.
Un diagnóstico acertado, reduce el tiempo de la unidad en el taller, evita la reincidencia de la falla en la ruta, con la consecuente pérdida de venta, reduce el costo de mantenimiento y genera confianza en los usuarios del taller.
Y usted estimado lector ¿a quién tiene contratado… a un adivino o a un mecánico profesional?
Puedes ser un buen adivino pero un mal mecánico
Alfredo Aboytes García
Socio Responsable de la Práctica de Administración de Flotillas
Cosmo Consulting
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