Juan Carlos Guzmán
A lo lejos se ve acercarse un vehículo modelo VNL de Volvo color blanco, se acerca con rapidez y, de repente, frena al toparse de frente con un sedán de la misma marca, a tan solo unos metros de la colisión.
Esto es precisamente lo que la marca de origen sueco quiere mostrar: que sus vehículos están equipados para prevenir accidentes con los sistemas de mitigación de colisión frontal, estabilidad, de abandono de carril y detección de punto ciego. La tecnología al servicio de la vida.
Y es que para Volvo un tema como el de la seguridad es clave desde su origen. “Porque para nosotros es muy importante el valor de las personas. Los vehículos están hechos por y para las personas, por eso tenemos que generar vehículos seguros”, afirma Irma Solo, directora de marketing de la firma, en una conferencia impartida en el Tercer Congreso en Seguridad Vial.
En el marco de dicho evento, que fue organizado por la Asociación Nacional de Transporte Privado (ANTP), tanto la directiva como Gilberto Rodríguez, gerente de planeación de producto de Volvo, imparieron una conferencia donde destacaron que la firma se basa en cuidar de la seguridad en dos vertientes: la pasiva y la activa.
Refiere que la seguridad pasiva se encarga de cuidar al operador y a las personas alrededor del vehículo, mientras que la activa tiene que ver con la prevención.
En este sentido señala que la seguridad pasiva de los vehículos de la marca tiene que ver con una cabina de alta resistencia que protege al operador, cinturón de seguridad de tres puntos y bolsas de aire en equipamiento estándar. Mientras que la activa está dotada de toda la tecnología antes referida, además de detalles tan esenciales como los faros led, tablero ergonómico o espejos frontales.
“Para nosotros el valor de seguridad no es una opcional, sino es el punto de partida de todo lo que diseñamos”, sentencia Rodríguez.