Preguntaron, pues, otra vez a Jehová si aún no había venido allí aquel varón. Y respondió Jehová: He aquí que él está escondido entre el bagaje.
Entonces corrieron y lo trajeron de allí; y puesto en medio del pueblo, desde los hombros arriba era el más alto de todo el pueblo.
Samuel dijo a todo el pueblo: ¿habéis visto al que ha elegido Jehová, que no hay semejante a él en todo el pueblo? Entonces el pueblo clamó con alegría, diciendo: ¡Viva el Rey!
1ra de Samuel 10: 22 al 24
“Está mi alma apegada a ti: Tu diestra me ha sostenido”
Salmos 63:8
Por más que sean nuestras limitantes, nunca hay que darse por vencido. Querer es poder; todo está en nosotros y en la capacidad de creer en lo que hacemos, en la voluntad y en la fe. Dios siempre nos acompaña hasta en los momentos más complicados, Él está ahí, todo el tiempo para vernos crecer.
En una selva vivían tres leones. Un día, el mono, el representante electo por los animales, convocó a una reunión para pedirles una toma de decisión.
Todos nosotros -dijo el mono-, sabemos que el león es el rey de los animales, pero tenemos una gran confusión: En la selva existen tres leones y los tres son muy fuertes. ¿A cuál de ellos debemos rendir obediencia? ¿Cuál de ellos deberá ser nuestro Rey?
Los leones supieron de la reunión y comentaron entre sí: -Es verdad, la preocupación de los animales tiene mucho sentido. Una selva no puede tener tres reyes. Luchar entre nosotros no queremos, ya que somos muy amigos… Necesitamos saber cuál será el elegido, pero, ¿cómo descubrirlo?
Otra vez los animales se reunieron y después de mucho deliberar, les comunicaron a los tres leones la decisión tomada:
-Encontramos una solución muy simple para el problema, y decidimos que ustedes tres van a escalar la Montaña Difícil. El que llegue primero a la cima será consagrado nuestro Rey.
La Montaña Difícil era la más alta de toda la selva. El desafío fue aceptado y todos los animales se reunieron para asistir a la gran escalada.
El primer león intentó escalar y no pudo llegar. El segundo, empezó con todas las ganas, pero, también fue derrotado. El tercero, tampoco lo pudo conseguir y bajó derrotado.
Los animales estaban impacientes y curiosos; si los tres fueron derrotados, ¿cómo elegirían un rey?
En este momento, un águila, grande en edad y en sabiduría, pidió la palabra:
-¡Yo sé quién debe ser el rey! Todos los animales hicieron silencio y la miraron con gran expectativa.
-¿Cómo?, preguntaron todos.
-Es simple… dijo el águila. Yo estaba volando bien cerca de ellos y cuando volvían derrotados en su escalada por la Montaña Difícil escuché lo que cada uno dijo a la Montaña.
El primer león dijo: – ¡Montaña, me has vencido!
El segundo león dijo: – ¡Montaña, me has vencido!
El tercer león dijo: – ¡Montaña, me has vencido, por ahora! Pero ya llegaste a tu tamaño final y yo todavía estoy creciendo.
La diferencia, -completó el águila, es que el tercer león tuvo una actitud de vencedor cuando sintió la derrota en aquel momento.
Los animales aplaudieron entusiasmadamente al tercer león que fue coronado El Rey de los Animales.
No tiene mucha importancia el tamaño de las dificultades o situaciones que tengas. Tus problemas, por lo menos la mayor parte de las veces, ya llegaron al nivel máximo, pero no tú.
Tú todavía estás creciendo y el Señor en ti es más grande que todos tus problemas juntos.
Todavía no llegaste al límite de tu potencial y de tu excelencia.
La Montaña de las Dificultades tiene un tamaño fijo, limitado. ¡Tú todavía estás creciendo!