Con paso veloz ingresa a la unidad, se sienta en el lugar del conductor, abrocha su cinturón de seguridad, verifica que todos los sistemas funcionen correctamente, mira a través de los retrovisores que no haya pasajeros en la puerta, presiona el botón de cerrar puertas e inicia su recorrido. Así es la rutina de María del Rocío Mayen, operadora de la Red de Transporte de Pasajeros (RTP) con más de 10 años de experiencia.
Sus manos firmes mueven diariamente un autobús articulado que, en “horas pico”, llega a pesar más de 18 toneladas. “No es complicado, es cuestión de tener seguridad y habilidad para conducir”, dijo.
Desde joven, María del Rocío mostró interés por los autos, “yo trabajaba en un taxi, siempre me gustó conducir”, reveló, y en 2008, cuando se abrió la convocatoria para ser conductora del programa, Atenea aprovechó la oportunidad, aplicó los exámenes y se quedó.
Hace cinco años, el camino la llevó a un nuevo reto: conducir un autobús articulado. “Soy la única operadora de Metrobús del organismo de RTP y la única conductora de la Línea 5”, afirmó con orgullo. Ese lugar se lo ganó tras participar en un proceso de selección donde 250 operadores, entre hombres y mujeres, compitieron por 20 plazas.
María del Rocío rompe todos los días con el estereotipo de conductor de autobús. “Entrar en este ámbito laboral fue difícil, ya que los hombres piensan que somos competencia, cuando nosotras también tenemos que trabajar, porque debemos llevar el sustento a nuestra casa”.
Pero, no todo es “miel sobre hojuelas”. Confiesa haber recibido algunos insultos por parte de usuarios que no aceptan que una mujer conduzca el autobús. “No hago caso, es la ignorancia o el machismo que no les permite ver que una mujer se supere”.