Las pipas y autotanques para la distribución de hidrocarburos es insuficiente para abastecer la demanda actual que tiene el mercado mexicano, y eso ha provocado que al menos 10 barcos fonderos, con tres mil millones de barriles para abastecer la zona centro del país se encuentren varados, aseguró Mitchel Dehesa, director de Negocios Downstream Oil & Gas en SGS México.
En entrevista con Alianza Flotillera comentó el número de autotanques que actualmente existen en México es limitado porque la mayor distribución que se hace es por ducto: “Combustible si hay, pero cuando se te acaba las ruedas por mas producto que tu puedas tener no hay nada que hacer aunque tengas llenas la refinerías de Tuxpan, la de Salina Cruz, la de la zona del Bajío”.
Se calcula que al rededor del 60% de las gasolinas que se importan por Tuxpan provienen de Estados Unidos y se abastece por ductos a la Ciudad y el Valle de México, a través de las terminales terrestres de la paraestatal.
“Por ejemplo, la Zona Metropolitana tiene una demanda de 400 mil barriles al día. Si tomamos en cuenta que si cada cada full transporta 300 barriles se requerirían mil 330 pipas al día solo para abastecer el valle de México y con la limitante de que no todas las terminales tienen la infraestructura para poder descargar los hidocarburos ahí, pues fueron diseñadas para abastecerse por ductos.
De acuerdo con Datos de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) sólo en la Ciudad de México, una de las afectadas por los problemas en la distribución de hidrocarburos, 35 empresas privadas tienen permisos de transporte de combustibles, con una flota de mil 164 unidades.
De octubre de 2015 a diciembre del 2018 la CRE ha otorgado mil 725 permisos a empresas privadas para transportar petrolíferos vía terrestre mediante 15 mil auto-tanques y semirremolques.
Actualmente más de mil 700 empresas tienen permiso para transportar combustibles, pues derivado de la reforma energética corporaciones distintas a Pemex pueden participar en la distribución de combustibles por vía terrestre.
“El reto es que no existen suficiente ruedas para mover los hidrocarburos, y el riesgo que se corre por esta situación es que al dispararse la demanda se propicia un mercado desleal, al haber mayor demanda lo que va a pasar es que se eleve el costo de los fletes. Este efecto puede empezarse a reflejar en un par de semanas. Además, el hecho de que Pemex tenga parados los barcos para poder descargar genera un sobre costo que alguien tiene que pagar y ese va a ser el consumidor final”, puntualizó.