Los trabajadores de la industria logística enfrentan uno de los entornos laborales más exigentes, donde el esfuerzo físico y mental constante pueden derivar en lesiones, fatiga y enfermedades crónicas que no sólo comprometen su salud, sino también la rentabilidad de las empresas.
De acuerdo con cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social y el Sistema de Avisos de Accidentes de Trabajo, en 2024 se registraron 46 mil 032 accidentes laborales en el sector del transporte y almacenamiento. Esto refleja la urgencia de fortalecer la salud ocupacional en dichos ámbitos.
En entrevista con Alianza Flotillera, Mauricio Cerón, Gerente de Salud Ocupacional de Onest SmartLogistics, explicó que los trastornos musculoesqueléticos representan uno de los principales retos de salud para los trabajadores de almacén, etiquetadores y personal operativo de diversas áreas de la logística.
Las actividades repetitivas, el permanecer largos periodos de pie o el levantamiento constante de carga provocan lesiones en muñeca, antebrazo, espalda baja, cuello y extremidades”, señaló.
Hacia una cultura de prevención
Ante esta realidad, la empresa ha implementado estrategias preventivas alineadas con las normas NOM-030-STPS y NOM-036-STPS, enfocadas en la ergonomía y la evaluación de riesgos. Estas incluyen diagnósticos médicos, cuestionarios osteomusculares, capacitaciones continuas sobre el manejo adecuado de cargas y la sensibilización de supervisores y jefes en la importancia de prevenir lesiones desde la raíz.
Uno de los programas insignia de Onest SmartLogistics es el de pausas activas laborales, vigente desde hace más de cinco años. Por ello, cada tres o cuatro horas, los colaboradores realizan estiramientos y ejercicios de relajación supervisados por monitores internos.
A veces incorporamos pelotas de yoga o dinámicas grupales. La idea es que el cuerpo se recupere del esfuerzo físico antes de que se presenten molestias o lesiones”, explicó.
A la par, la compañía cuenta con servicios internos de fisioterapia preventiva, donde los colaboradores pueden recibir atención tras jornadas intensas o actividades de carga.
Esta iniciativa ha reducido en un 30% los periodos de incapacidad y en hasta un 20% la rotación de personal. Además, ha mejorado la productividad general y el llamado “salario emocional” de los empleados.

Con enfoque en el bienestar integral
Sin embargo, la salud ocupacional no se limita al aspecto físico. Mauricio Cerón subrayó que la fatiga laboral y los trastornos del sueño son factores críticos en la seguridad y eficiencia operativa.
Por tal motivo, la empresa ha incorporado medidas alineadas con la NOM-035-STPS, enfocadas en la detección temprana de estrés, ansiedad o depresión.
Cuando se identifican estos casos, apuntó, se realizan ajustes de turnos o rotaciones de actividades para evitar jornadas prolongadas o nocturnas que afecten el descanso y el estado emocional del personal.
Estamos viviendo una crisis global de salud mental. Detectar oportunamente estos casos y acompañarlos con atención psicológica o médica mejora el compromiso de los colaboradores y disminuye el riesgo de accidentes”, apuntó el especialista.
Pese a los beneficios comprobados, reconoció que uno de los principales desafíos para las empresas es la falta de inversión en programas preventivos.
Como los resultados no son inmediatos, muchas organizaciones prefieren esperar. Pero a mediano y largo plazo, los beneficios son claros: menos ausentismo, menos rotación y mayor estabilidad operativa”, resaltó.
De acuerdo con el especialista, el concepto de “cero daño”, explicó, implica un cambio cultural dentro de las organizaciones. “No se trata sólo de cumplir con las normas”, destacó, sino de apostar por la prevención como una estrategia de sostenibilidad empresarial.
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