Hombres-camión y pequeños transportistas en riesgo de un grave quebranto ante los incrementos al precio del energético.
El recorrido de Apatzingán, Michoacán, a la Central de Abasto del Distrito Federal, implica para José Luis Valencia un gasto aproximado de siete mil 600 pesos en diesel, cifra que va en aumento con el constante alza en el precio de este combustible.
Así como este hombre-camión, existe una gran cantidad de pequeños empresarios del transporte en todo el territorio nacional que ven frenado su desarrollo, al tener cada vez menores márgenes de ganancias y, en consecuencia, no tienen la oportunidad de renovar o ampliar sus unidades, así como comprar refacciones.
En el caso de José Luis Valencia, el tener un diesel de Ultra Bajo Azufre (UBA) por el momento no es su prioridad, sino mantener estable y accesible el precio del energético, que es el que arroja más gastos de operación.
Al respecto también coincide Félix González, operador de Transportes Miranda, proveniente del estado de Michoacán, para quien el camión Dina modelo 1986 que conduce es el único sostén con el que cuenta para mantener a su esposa y a sus tres hijos.
“Nos dedicamos a la transportación de cebolla; en un viaje completo podemos destinar más de seis mil pesos para gastos sólo de combustible, por lo que el incremento desmedido en su precio nos afecta principalmente para la compra de refacciones, neumáticos y otras piezas, poniendo en riesgo nuestra permanencia en el negocio”, apuntó.
Dijo que a lo anterior se agrega el costo del flete desproporcional, es decir, menor rentabilidad y más gastos de operación. “Con este panorama, vemos que el transporte de carga actualmente es uno de los sectores más castigados del país”, resaltó.
Por su parte, Ricardo Castillo, operador de transporte privado en el estado de Morelos, externó: “somos pequeños transportistas, pero esta situación la sufren hasta las compañías de mayor presencia en el país porque el combustible es el gasto más fuerte para toda empresa de carga.
“Nosotros en un viaje asignamos un promedio de mil 500 pesos, pero si no hay un precio o ajuste equitativo, tendremos que subir el flete al cliente, lo que ya no resultará un negocio”, destacó.
Con esto concuerda Rodolfo Vargas Torres, operador de transporte privado, quien destina cerca del 40 por ciento de sus gastos al combustible, más lo que se agrega por el cobro de peaje y pagos adicionales para ingresar a la Central de Abasto, destino de la carga de cebolla que transporta dos veces por semana desde Apatzingán.
Y para conducir el tractocamión Kenworth color verde que le asignó el propietario de la pequeña empresa, el transportista oriundo de Michoacán reserva cerca de cuatro mil 500 pesos para el abastecimiento del diesel, cifra a la que se adicionan mil 500 pesos de peaje y otros pagos diversos.
“Mi principal temor es que el propietario ya no vea en la transportación un negocio y venda la unidad para finalmente quedarme sin empleo”, concluyó.
Paran motores
Ante las exigencias del sector y la negativa de las autoridades por una solución adecuada, distintas organizaciones, empresarios transportistas y operadores han llevado a cabo diferentes manifestaciones en todo el país.
No obstante y pese a las inconformidades, el pasado mes de abril el precio del diesel rebasó al de la gasolina Magna, al pasar de 7.33 pesos a 7.73 el litro, incremento que afectó aún más a las compañías transportistas.
De acuerdo con la Asociación Mexicana de Empresarios Gasolineros (Amegas), el precio del diesel se integra de la siguiente manera:
Precio del Diesel: 6.49 pesos
IVA (Impuesto al Valor Agregado): 97 centavos
IEPS (Impuesto Especial Sobre Productos y Servicios): 26 centavos.
Precio total al consumidor: 7.73 pesos por litro.