La tarjeta de presentación de Antonio José López Franco, director de Salzillo, lo define como “vendedor”, actividad que le apasiona y con la que hasta ahora se identifica.
Es transportista desde 2007, pero su relación con el sector comenzó décadas atrás siendo vendedor de camiones. “Quería tener un negocio propio y observé que el común denominador del transporte es trabajo duro, sentido común y honradez. Y a eso me he dedicado hasta la fecha”, relata sobre su inicio como empresario del ramo.
De charla fácil y decidida, López Franco es lo que en el boxeo podría llamarse un fajador, le gusta replicar, ser cuestionado y argumentar, con una habilidad natural para la palabra. “No es cierto que falten operadores y se lo demuestro al que quiera, eso es mentira. Faltan transportistas”, lanza un primer jab y marca distancia.
Y es que, aunque no es negacionista de las dificultades que el autotransporte enfrenta, prefiere ver las cosas con un cristal distinto.
En entrevista con Alianza Flotillera, señala que corregir las dolencias de la industria es responsabilidad completa de los transportistas; a quienes insta a tomar acción en factores como la preparación como empresarios, erradicar el uso de sustancias entre operadores, no permitir excesos de velocidad y, sobre todo, el cuidado del personal que se tiene a cargo.
“El día que haya empresarios que sean más rigurosos, entonces las cosas van a cambiar. En resumidas cuentas, ¿quién tiene el control del cambio? Nosotros y nadie más”, explica.
Esto cobra sentido cuando detalla que el gran reto que vislumbra como empresario no tiene que ver con factores como el mercado, los operadores o los clientes. “Las cosas no dependen de algo externo, sino de uno mismo”, reafirma.
López Franco señala que parte del significado que tiene ser transportista es que la actividad le permite vivir los valores que lo identifican, como son la lealtad, la honestidad y el honor, además de que le ha permitido cultivar admiración por colegas y amigos del sector.
Esto en consonancia con una de sus obsesiones: conformar una empresa humanista, convencido de que el trabajo duro puede recompensar y cambiar la vida de todas las personas que trabajan en Salzillo. “El negocio de transporte no es de camiones, sino de personas”, destaca.
Hoy en día la empresa dirigida por López Franco, nombrada en honor a su paisano el escultor Francisco Salzillo, cuenta con más de medio centenar de vehículos, bajo un modelo de negocio que consiste en administrar los vehículos de inversionistas interesados en incursionar en el transporte.
Si bien el empresario acumula más de tres décadas residiendo en México, hoy en día la industria se encuentra en un momento especial y de efervescencia, para la que vislumbra un futuro de oportunidades, con una industria que tiende a fortalecerse.
“Veo un crecimiento extraordinario, y los beneficiados seremos los transportistas de México que entendamos y sepamos leer todo lo que viene, que sepamos ver el futuro”, dijo.
Salzillo
Flota vehicular
55 unidades
Base operativa
León, Guanajuato.
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