Hace unos años hablar de globalización en los negocios consistía en tratar de determinar cómo un acontecimiento en otra parte del mundo afectaría a la empresa pero la tendencia de hoy es “pensar globalmente y actuar localmente”, es decir, ser glocal.
Con esto, se define que pensar de manera glocal implica expandir globalmente ideas comerciales que no quieren perder sus raíces o su esencia, para tener cadenas de suministro eficientes con elementos diferenciadores.
La necesidad de implementar estos modelos de vislumbrar los negocios permite combatir políticas nacionalistas que tienden en la gran mayoría a encarecer los productos por costos operacionales y proveedores alternativos y hacer frente a cambios logísticos, de costos y sostenibilidad.
Además, según cifras de un reciente estudio de Llamasoft, el 66% de los tomadores de decisiones están dispuestos a cambiar sus métodos de trabajo.
Es así, que aplicando ideas globales a un sector local, se puede diseñar una cadena de suministro que pueda navegar las aguas del nacionalismo económico, la Industria 4.0, el consumismo, la complejidad de los canales de venta, el entorno ominicanal, la convergencia entre el retail y los marketplaces, el tipo de cambio, los precios dinámicos y las promociones, así como nuevas tendencias de consumo.
Es así que que las empresas pasen de una mentalidad global a una “glocal”, siendo los factores macroambientales los que impulsarán cambios significativos en la demanda y la oferta, conllevará tener mejores capacidades en un mundo cambiante, modelar la demanda con causas externas, aprovechar el diseño como un diferenciador con enfoque en el costo total de aterrizaje y el costo para apoyar las métricas, así como desarrollar el diseño como una competencia central a través de la capacidad de desarrollo de un Centro de Excelencia.