La movilidad del futuro requiere infraestructura adecuada, y en países europeos ya se plantean soluciones para hacer de la movilidad electrificada más accesible.
En Suecia ya está en marcha el programa SmartRoad Gotland, mismo que consta de una carretera de 4.1 kilómetros que tendrán debajo del firme una serie de bobinas de cobre en zanjas de 10 centímetros de profundidad.
La energía eléctrica, por inducción, se se transmite mediante receptores compatibles con cualquier tipo de vehículo, con una recarga de hasta 15kW a 20kW dependiendo de las necesidades del sistema eléctrico.
El proyecto de la ERS (electric road system, por sus siglas en inglés) espera estar listo y funcionando hacia 2022. El primer tramo, de 1.6 km, ya está en pruebas.
La principal ventaja que traería consigo el proyecto es la inclusión de baterías más pequeñas en todo tipo de vehículos, gracias a la carga que las vías puedan ofrecer más el frenado regenerativo.
Las primeras pruebas
Y es que, como ya se mencionó, la capacidad energética tiene que ser mayor según el tamaño y peso del vehículo, y ya se plantean soluciones con un camión eléctrico de 40 toneladas.
La instalación de cinco receptores en el camión que entregaron aproximadamente 20 kW fueron el principio del experimento, y pese a las condiciones climatológicas, de cerca de 0°C, el trayecto se llevó a cabo con resultados positivos.
La movilidad, quizás muy pronto, esté destinada a cambiar; sin embargo, será complicada que se estandarice de forma rápida en el resto del mundo.