Por: Héctor Hugo Corona, exdirector de Logística de Mabe y director de la empresa Logan, #SoyLogístico
“…La operación es encantadora, atractiva, seductora; la operación recompensa no sólo rápido, sino muy bien el ego…”, esta frase la cito constantemente aludiendo a la gran necesidad que tienen los grupos de trabajo por planear. No obstante, han preferido operar el día a día, lo que refleja el dinamismo del mercado y la necesidad de éste por atender a lo inmediato.
Esta característica es muy notoria en la industria de la logística y del transporte. En este medio, por naturaleza, el método que hoy dio un excelente resultado es muy probable que en el corto plazo haya caducado y requiera renovarse; no por ineficiente, sino porque la industria es altamente cambiante y requiere actualizarse a una velocidad mucho más rápida que otras.
El cúmulo de talento para este segmento de la industria inició con la formación en los extremos de la línea de desarrollo profesional. Por un lado, generando técnicos en transporte y por el otro, profesionistas con maestrías especializadas sobre todo en temas relacionados al comercio exterior.
Posteriormente se gestó la idea de que podría diseñarse una licenciatura (asumo que un poco en la visión de comercio internacional) y, más recientemente, se sumaron ingenierías en logística y transporte. Importante citar el caso en el Instituto Politécnico Nacional (IPN), cuya Ingeniería en Transporte fue de las que abrieron brecha en este esfuerzo.
Es preciso reconocer que una muy alta proporción del talento existente en el medio (sobre todo el formado desde inicios del TLCAN y hasta mediados de la década pasada) se formó en la práctica; en la coyuntura de enfrentar la necesidad creada con aquel reto y, que muchas compañías (desde embarcadores hasta proveedores de transporte y servicios) debían resolver.
Hay temas que no están superados por la sociedad logística, aún se requiere de capacitación de la cadena de suministro, y no me refiero sólo a nivel de colaboradores de recién ingreso en las organizaciones, sino a mandos medios que permitan asegurar la formación del talento con dirección en las estructuras. Seguramente los ejecutivos que presuman seniority podrían contradecir esta afirmación, pero sólo será porque ellos sí han superado esos fundamentos, pero no han logrado transmitirlo.
En ese sentido debemos vencer la seducción de la operación y trabajar fuertemente en crear ingenieros, para lograr cadenas de valor integradas. Talento que resuelva en lo profundo, no para solucionar el hoy, sino para buscar sustentabilidad a largo plazo.