Con casi cuatro décadas de experiencia en el transporte de carga, Manuel Sotelo Suárez, Vicepresidente de la Región Norte de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (CANACAR), conoce los caminos por los que ha transitado la industria. Pericia que le permite describir la situación actual: el sector enfrenta un panorama complicado y lleno de incertidumbre.
Siempre ha habido épocas difíciles, pero hoy, con la globalización, la modernidad y la presión por ser más competitivos, se ha complicado más. Como país, enfrentamos problemas internos graves como la falta de infraestructura adecuada, carreteras en mal estado y un gobierno que carece de la capacidad para atender las necesidades del sector e invertir en la red carretera”, asegura.
Para el líder transportista, las consecuencias de esta falta de inversión en infraestructura disminuyen la competitividad del país, donde más del 80% de las mercancías se mueve por carretera. Las vías en condiciones deplorables impactan en la entrega, así como en los costos de mantenimiento porque aceleran el desgaste de las unidades.
En este contexto, reconoce que a estas problemáticas se suma una crisis administrativa en la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), que se traduce en la falta de elementos esenciales para cumplir requisitos básicos, como es el caso de licencias, placas, engomados y revisiones físico-mecánicas.
Hay vehículos parados por falta de placas, operadores detenidos por semanas esperando cita para trámites. No se trata de querer incumplir; es que no hay forma de hacerlo como la ley lo exige”.
Refiere que en la zona norte, donde él lidera, persiste la falta de personal en las aduanas, lo que retrasa los cruces fronterizos. “Si a esto le sumamos las constantes amenazas de aranceles y el estancamiento del nearshoring por falta de certeza, el panorama se vuelve más incierto”.
Desventajas competitivas
Manuel Sotelo advierte que los problemas internos de México se agravan con las tensiones comerciales derivadas de la relación con el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y la amenaza constante de aranceles y la imposición de reglas arbitrarias, como el idioma inglés para los operadores, así como la lucha contra los migrantes. Estos elementos ponen al transporte de carga mexicano en una desventaja competitiva frente a Estados Unidos y Canadá.
A lo largo de la historia hemos vivido épocas bastante problemáticas y siempre hemos salido adelante. No debería ser la excepción, pero hoy es más difícil porque en México tenemos otros factores, como la inseguridad carretera”, agrega.
Por este motivo, hace hincapié en que el peor daño al país es la incertidumbre. “Un día anuncian un arancel del 25%, otro día del 5%. No hay reglas claras. Si no hay certidumbre, no hay inversión, y sin inversión no hay crecimiento. Esperábamos una administración que definiera reglas del juego, pero seguimos esperando”, reitera.
Reinventarse en momentos difíciles
Incluso con un panorama lleno de retos, Sotelo Suárez hace un llamado a reinventar el sector transportista y prepararse. “Mi sugerencia para las empresas es que pongan a sus operadores a aprender inglés, que fortalezcan sus áreas administrativas y de mantenimiento. Que se preparen para ser más competitivos que nunca. Las maquiladoras seguirán, el comercio con Estados Unidos continuará y alguien tiene que transportar esas mercancías. Ojalá podamos seguir siendo nosotros”, asegura.
Añade que dicha inseguridad también impacta en la modernización de la flota vehicular y la complejidad para cumplir con la NOM 044, ya que difícilmente se quiere invertir en unidades que se pagan a cinco años cuando no se sabe cuáles serán las reglas del mercado. “Si las condiciones fueran mejores, estaríamos renovando equipo hoy mismo. Pero así como están, no hay confianza”.
Aun con las complejidades de la industria, destaca que en Ciudad Juárez las exportaciones aumentaron 4% a julio del presente año y los ingresos aduaneros crecieron 16%. Sin embargo, dijo, hay regiones que muestran una caída de 20% en carga. Cada zona debe analizarse por separado: Laredo no es Juárez, ni Tijuana, ni Nogales.
Comenta que la próxima revisión del T-MEC también preocupa al sector, pues se teme que se convierta en una renegociación completa y no en una simple revisión técnica.
Finalmente, reconoce el esfuerzo de la CANACAR por impulsar el sector, en la medida que no existen los recursos suficientes del gobierno para mantenimiento, inversión y presupuesto, y alerta que si el transporte de carga colapsa, se vería afectada la economía nacional.
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