Pawan Mulukutla, director del Programa de Movilidad Limpia y Tecnología en Energía del Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés) en India, señaló que asegurar una transición justa hacia la electromovilidad, que sea segura e incluyente, es indispensable, pues se debe garantizar que se compartan los beneficios sustanciales de una transición hacia una economía verde, al mismo tiempo que se apoya a aquellos que pueden perder económicamente, ya sean países, regiones, industrias, comunidades, trabajadores o consumidores.
Enumeró así los componentes que deben integrar esta transición, entre los que destacó: permitir la participación de las partes interesadas y el diálogo social entre sindicatos, trabajadores y empresas; permitir la inclusión de comunidades locales y grupos demográficos subrepresentados (como las mujeres) entre los beneficiarios de los puestos de trabajo creados en la industria de los vehículos eléctricos.
Además de asegurar que las comunidades y el desarrollo regional continúen prosperando en todas las áreas y garantizar que la fuerza laboral existente no se vea afectada negativamente, en particular los trabajadores mayores e informales, etc.
Durante el 2° Foro Nacional de Autoridades sobre Movilidad, que tiene lugar en el marco del 24º del Encuentro Nacional de Autoridades de Movilidad (ENAM), el ejecutivo expuso que en India uno de cada 10 personas utiliza autobuses, es decir, 128.6 millones de pasajeros al día.
Señaló que el transporte es responsable del 70% del consumo de diésel y 99% del consumo de gasolina, cuando India importa el 80% del petróleo que necesita, lo que no es recomendable, porque se pone en riesgo la seguridad energética.
“En 2023, la India alcanzará un total de 2 millones de vehículos eléctricos, y la meta es que en 2030 el 30% de los nuevos serán eléctricos”, estimó.
En el caso de México, Diana Guzmán, subsecretaria de Planeación y Política Ambiental de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), aseguró que, según la Estrategia Nacional de Movilidad Eléctrica, al 2050 el 100% de los vehículos deben ser eléctricos, con estaciones de carga cada cinco kilómetros.
“El objetivo es establecer las bases y pautas sobre los requerimientos y prioridades ambientales, técnicas, tecnológicas, financieras, legales, institucionales y administrativas; así como promover esquemas de incentivos que permitan posicionar a nivel nacional la movilidad eléctrica”, dijo.
En una meta más cercana, aseguró que, al 2030, el compromiso es que el 50% de las ventas de vehículos ligeros y pesados serán eléctricos e híbridos eléctricos conectables. “México alista su primer proyecto para producir baterías con autos eléctricos”, adelantó.
En su intervención, Angélica Mazorra, gerente técnica de WRI México, apuntó que la transición energética del transporte hacia la electromovilidad es un proceso que requiere la construcción de un ecosistema y una adecuada gobernanza entre los diferentes niveles y relaciones de actores existentes.
Entre las lecciones aprendidas, dijo, está la transición energética del transporte hacia la electromovilidad es un proceso que requiere la construcción de un ecosistema y una adecuada gobernanza entre los diferentes niveles y relaciones de actores existentes.
Reafirmó que existen retos en términos de financiamiento, de infraestructura eléctrica y baterías, cada contexto es particular (topografía, clima, cultura de los ciudadanos); no existe fórmula perfecta, en tanto que existen dudas acerca de qué tanto debe participar el gobierno para impulsar la movilidad eléctrica.
“Existen dificultades para articular los planes de ciudades y su continuidad con la electromovilidad. Se han generado diversos incentivos, pero la masificación de la electromovilidad no se viabiliza a corto plazo, y esquemas energéticos favorables a combustibles fósiles y/o energía eléctrica costosa retrasan el proceso”, puntualizó.
Jone Orbea, líder del Programa de Movilidad Eléctrica Latinoamericana y el Caribe, Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, dijo que cómo compramos energía a largo plazo, la provisión de vehículos eléctricos, es algo sencillo. El reto es que no hay suficiente oferta en el mercado o la diferencia con combustión interna.
“Hay otros elementos más delicados, estamos trabajando con una tecnología nueva, cómo negociamos las garantías, con los fabricantes, principalmente en el extranjero, son proyectos integrales y no se nos deben olvidar ninguno de los elementos.
“Hay qué ver qué haremos las baterías, cómo cuidar los buses para que la economía funcione y entra la analítica de datos, el reto es cómo optimizar los análisis”, dijo.
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