5 precisiones sobre la verificación vehicular

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José Luis Camba Arriola, sociólogo y politólogo, da 5  precisiones sobre la verificación vehicular, bajo el título: “Verificación ambiental sólo es recaudatoria; no mide ni medirá contaminación”.

1. ¿Qué es?
No es una prueba para medir la emisión de contaminantes que producen los motores. No. Es una prueba para medir la eficiencia en el consumo de un motor.

El Factor Lambda (que es el nombre técnico de la prueba), fue diseñado por el Dr. Brettschneider en 1979 para la compañía alemana Bosch. Su propósito era medir la riqueza de la mezcla en una combustión. Por ejemplo, la relación entre oxígeno (comburente) y gasolina (combustible). Es decir, para saber cuál es la combinación óptima de los dos. Por cierto, que ninguno de ellos es contaminante. Éstas son las variables medibles, las otras (el monóxido y los hidrocarburos) son constantes, o sea, de contraste.

2. ¿Cuándo se inventó?

En 1979. En esos años, después de la crisis del petróleo del 79, en que el precio se disparó 2.7 veces, Jerry Brown Jr., hoy y entonces gobernador de California, conocedor de las consecuencias de la crisis anterior, la del 73, alentó formas de ahorro de combustible para su Estado. Bosch no desperdició la oportunidad y se sumó a la convocatoria (la mayoría de los motores utilizaban componentes eléctricos o electrónicos -bujías, distribuidores, cables, etcétera- fabricados por Bosch).

3. ¿Para qué se inventó?

Para ahorrar gasolina.

En aquellos años, la mayoría de los motores funcionaban con carburador. No contaban con computadoras que les ayudaran a combinar automáticamente el volumen de oxígeno y gasolina; su relación dependía de factores barométricos (altitud y temperatura). Esto impedía que se pudieran regular (en los aviones de carburador, el aire y la gasolina se pueden controlar manualmente dependiendo de estos factores -tienen dos “aceleradores”-, en los vehículos terrestres no).

Como resultado de lo anterior, el gobierno californiano subvencionó (típica actitud demócrata) a las estaciones locales de análisis de eficiencia en el consumo de combustible. Se pretendía, atinadamente, que dependiendo de la época del año y del nivel del mar, es decir, de los factores barométricos, los ciudadanos pudieran saber si tenían que enriquecer o empobrecer la mezcla de aire y gasolina (esto se consigue abriendo o cerrando la esprea -que es un tornillo- del carburador).

El siguiente gobernador, Deukmejian, lo hizo obligatorio (típica actitud republicana) bienalmente para los vehículos de más de seis años y matriculados de 1976 en adelante (los carburadores anteriores no se pueden regular pues carecen de esprea variable).

La prueba recibió el nombre de “Smog Check” puesto que se medía a través del tubo de escape (“smog pipe”) y medía (como sigue midiendo) el balance ideal entre oxígeno y gasolina después de la combustión.

4. ¿Por qué la usamos en la Ciudad de México?

Fácil, para recaudar dinero.

Es un impuesto y nada más. De hecho, el impuesto ideal: los contribuyentes lo pagan pensando que ayudan (contribuyen) a mejorar el ambiente. Es una especie de penitencia por “contaminar”. En un mundo ideal, nos deberían devolver todas las verificaciones que hemos pagado inútilmente para algo que no es lo que dicen que es (sin contar con que los dueños de los Verificentros se han llevado parte de la tajada -mejor sería que Tesorería lo cobrara anualmente, y ya, sin trámites ni intermediarios).

Lo que los contribuyentes no saben es que cuando su automóvil emite más oxígeno de lo normal, no pasa la verificación (significa que la mezcla es demasiado rica y desperdicia oxígeno, por lo tanto consume mayor combustible); por el contrario, cuando emite más dióxido de carbono que el ideal, tampoco pasa (la mezcla es demasiado pobre y desperdicia gasolina, por lo tanto consume mayor oxígeno del necesario).

Ahora bien, si la prueba Lambda fue diseñada para establecer el óptimo consumo de oxígeno y gasolina de un motor, lo correcto sería que la prueba se llevara a cabo, atendiendo a las características específicas del motor y no a las del año de fabricación. Por lo que el error más grande es que una prueba que determina el funcionamiento de un motor específico, sea aplicada de manera general a todos los vehículos que circulan en la ciudad.

5. ¿Su endurecimiento a partir de julio ayudará a que solamente circulen los vehículos menos contaminantes?

Simplemente: no.

Los “contaminantes” medidos por el Factor Lambda son el oxígeno, producido por las plantas, y el dióxido de carbono, por la combustión de cualquier tipo (los animales lo producimos al respirar -una forma de combustión). En exceso, un ser humano sometido a la verificación no la pasa (demasiado dióxido de carbono); una planta cualquiera, de las verdes, tampoco (demasiado oxígeno).

El valor Lambda ideal es 1.000. Si su auto, como el mío, arroja 1.010 significa que consume el 1% más de combustible de lo que idealmente debería. Si su valor es por debajo, por ejemplo 0.950 es que consume 5% más del oxígeno deseable. Aunque en ninguno de los dos casos significa que uno u otro contaminen, pues como ya aclaré: el oxígeno no contamina y el dióxido de carbono tampoco.

Por otro lado, el factor A/F (oxígeno/combustible) de las gasolinas es de 14.71. En la medida que su vehículo se acerque a este número (por ejemplo, el mío es 14.72) será más eficiente (por cierto, que mi automóvil es 2006). Eso significa que sólo que no permitan un margen de uno por ciento en el valor Lambda y 0.01% en el factor A/F, mi vehículo pasará, pero el gobierno no sabrá, ni yo tampoco si contamina más o menos que los demás. A propósito, ese número varía según la marca de la gasolina y la temperatura ambiental.

En fin, que la verificación no mide ni medirá la emisión de contaminantes que producen los vehículos. Ni siquiera, cuando el gobierno la “endurezca”, en el próximo mes de julio. Seguirá recaudando dinero, y mucho, que para eso la usa nuestra tan eficiente administración pública. Pero para nada más. Sin importar que lo haga conscientemente o por ignorancia, que un gobierno engañe a sus ciudadanos en algo tan relevante como su salud o sus impuestos es, al menos, deplorable. Hay mejores aproximaciones para reducir la contaminación y formas más honestas de recaudar dinero.

*José Luis Camba Arriola, es egresado de la Universidad Complutense de Madrid, donde realizó estudios en Sociología y Ciencias Políticas, especializándose en Sociología Política (Sociología del Poder: redes y mecanismos formales e informales). Actualmente es consultor político y analista.

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