Con la llegada de la pandemia mucha gente se refugió en las flores, algunas las compraron para disfrutarlas el tiempo que estarían en sus casas durante el confinamiento, mientras que otras las usaron para tener ingresos desde sus localidades y salir adelante.
Esto lo declara Marta Gómez, vocal de la asociación civil Palacio de la Flor, uno de los mercados de flores más grandes de la Ciudad de México, al hablar con orgullo del movimiento diario de los comerciantes de flores que acuden a este punto de abasto en Xochimilco para surtir sus negocios ubicados en diversas partes del país.
Tanto los 500 productores de Palacio de la Flor, hasta los grandes almacenes del Estado de México, desde donde se exportan flores principalmente a Estados Unidos, forman parte de un mercado mundial de flores que se calcula en 44 mil millones de dólares anuales, de acuerdo con datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER).
Como en todos los sectores, ya sea de muchos o pocos millones de billetes verdes y azules, el autotransporte de carga está presente y solventa necesidades de productores y comerciantes, aunque de una forma bastante particular en sus procesos de carga, trayecto y descarga; trasladar flores es una tarea casi artesanal en la que literalmente se mueven con la sensibilidad requerida por el pétalo de una flor.
Gómez señala que los vehículos también forman parte del ecosistema de este movimiento arduo que se da en el centro de abasto al que acuden desde camionetas de tres y media toneladas hasta torton y tractocamiones. Para todo tipo de comerciantes hay mercancía, desde los que pasan el día lunes para abastecer las alcaldías de la misma ciudad o los que llegan en miércoles o jueves para hacer viajes de mayor distancia. “Los hay de Chihuahua, Mérida, Acapulco, Querétaro… vienen de diferentes estados y ciudades a surtirse con nosotros”, señala.
A inicios del año pasado, la SADER de la capital del país calculó para Xochimilco y Tláhuac una producción de flores con un valor cercano a los 12 millones de pesos.
Ya sea un trayecto largo o corto, la especialista señala que gran parte del arte de transportar estos productos consiste en el modo de cargar, ya que mucha de la responsabilidad recae en los estibadores, es decir, los trabajadores encargados de acomodar la flor cultivada en maceta o bolsa de plástico de invernadero, de forma que no le pase nada a un producto que reduce su precio y hasta se pierde si se maltrata.
Un ejemplo de ello es la orquídea, una flor que puede llegar a tener un precio al consumidor final de hasta 600 pesos, dado el delicado proceso de cultivo y transporte.
De acuerdo con un documento del Instituto Mexicano del Transporte (IMT), el traslado de las flores es complicado debido a la alta susceptibilidad a las variaciones de temperatura y humedad, además de que el operador del transporte debe tener un alto grado de responsabilidad y contar con la capacitación adecuada.
En este sentido la vocera de la asociación con sede en Xochimilco señala que incluso hay traslados que deben ser nocturnos para que el clima no resulte sofocante para el producto, cuyo ciclo de vida depende del tipo de flor que sean, pero que varían de los ocho hasta los 40 días.
Y es que uno de los retos para el cuidado es la variedad que existe. Tan solo de rosas, que es la flor más producida en el país con un total de 8 millones de gruesas anuales, existen alrededor de dos mil variedades y colores, siendo que su resistencia depende hasta del color.
“Al igual que en el almacenamiento, los rangos de temperatura más comúnmente requeridos por los floricultores mexicanos para el envío de su producto están entre los 2° y 5° C y entre los 4° y 8° C sobre cero”, destaca el documento publicado por el IMT, al tiempo que señala que la fragilidad de la flor la hace delicada a ciertos gases, por lo que se recomienda una limpieza adecuada de los vehículos, así como un equipamiento con suspensión de aire.
Cabe destacar que los envíos realizados desde Palacio de la Flor son de productos en macetas, cuyos requerimientos son variables con los de las flores cortadas, ya que la sensibilidad de estas últimas es aún mayor.
A decir de la firma Thermo King, proveedor de equipos de refrigeración, las flores permanecen vivas después del corte, por lo que tienen un ciclo de absorción y emisión de gases, además de que desprenden calor y vapor, por lo que la temperatura correcta es vital para su conservación.
También, señala la empresa, que se debe contar con temperatura adecuada incluso en el momento de carga y tener un método cuidado de descarga, sobre todo tomando en cuenta la duración y la frecuencia de las aperturas de las puertas, además de que idealmente debe ser en poco tiempo. Esto aparte de los requerimientos básicos, como el buen estado de las cámaras de refrigeración o usar sistemas de control de temperatura.
En cuestión de empaque, hay técnicas variadas, el IMT señala que es importante mantener la posición vertical de la flor y usar empaques especiales, como es el caso de un contenedor plástico con cubierta de cartón corrugado, mismo que es llenado con agua y una solución preservante. Estos contenedores permiten agruparse entre sí y facilitan la ventilación.
Aunque también se emplean soluciones más sencillas como contenedores dentro de una bolsa de plástico, que a su vez es colocada en cartón.
Oportunidad en la exportación
De acuerdo con datos de la SADER el Estado de México concentra el 90% de la producción nacional de flores, y es el único con capacidad de exportación, teniendo como principales destinos Estados Unidos y Canadá.
Las exportaciones mexicanas de este tipo de productos se dan tanto por avión como por transporte de carga, pero es el primero el que domina la preferencia de los clientes. El IMT destaca que esto se da principalmente por los costos que implica la vía aérea, además de que el autotransporte de carga puede mantener un mejor estado del producto a pesar de que dure más tiempo en el traslado, que se realiza en un periodo de entre 60 y 80 horas.
Cabe destacar que el 20% de la producción total de flores de México es destinada al mercado de exportación, según la SADER.
De acuerdo con números de la Oficina de Estadísticas de Transporte de Estados Unidos (BTS, por sus iniciales en inglés), el apartado de transporte de árboles vivos y plantas es acaparado en un 89.5% por la modalidad de autotransporte de carga, seguida por el avión con un 10.4%, siendo prácticamente los únicos dos medios para el envío de estos productos.