En medio de la emergencia sanitaria por el COVID-19 el abasto de fruta fresca, verduras y hortalizas ha empezado a escasear en los 329 mercados públicos ubicados en la Ciudad de México debido al cierre de bodegas en la Central de Abasto de la Ciudad de México (CEDA).
Juan M, comerciante en la CEDA desde hace 30 años, comentó a Alianza Flotillera que el miedo al contagio del virus y el incremento en robos ha ocasionado que diversos productores tomen la decisión de no abastecer al mercado más grande de América Latina, el cual tiene una extención de 327 héctareas. .
Detalló que algunos productores provenientes de Sinaloa, por ejemplo, no pueden seguir garantizando la distribución y abasto de dichos productos porque les sale más caro realizar el envío de estos que tratar de venderlos en sus lugares de origen.
“Se ha complicado para ellos conseguir quién quiera realizar los fletes por temor a contagiarse; y en caso de que consigan a alguien los productores deben invertir en proveer de equipo de seguridad (gel antibacterial, cubrebocas, etc) y asumir el robo de la mercancía en caso de que sean víctimas de la delincuencia, pues se ha incrementado mucho el hurto a raíz de esta situación, lo que los deja sin ganancia alguna”, comentó.
Recordó que en la bodega, en la que dejó de laborar hace aproximadamente 30 días, que antes de la pandemia recibía alrededor de 60 vehículos al mes con aproximadamente mil cajas cada uno (cada caja tiene una capacidad de 14 kilogramos de jitomate de distintas clases). Actualmente, el negocio se cerró por falta de mercancía para vender.
“Todo lo que no llega a la central es mercancía a la CEDA es lo que ya no se distribuye hacia los mercados públicos, se han dado caso que hasta el productor decide efectuar un arrastre, es decir tirar la mercancía pues no le sale ni lo del envío a la Ciudad; además hay quienes decidieron ya no surtirse aquí porque algunos productos han incrementado mucho su precio”, aseguró.
De acuerdo con el CEDA su actividad comercial se ha reducido un 25%, mientras que el aforo de vehículos ha disminuido alrededor del 30%. Aunque algunos comerciantes de este mercado estiman que se han cerrado aproximadamente el 60% de las bodegas y puestos. Hasta el momento las autoridades han confirmado 25 casos de COVID-19, y dos muertos en el centro de abasto.
Antes de la emergencia sanitaria en la CEDA alrededor de 90 mil comerciantes atendían en promedio a 600 mil personas por día y en ella se ofrecían productos a precio de mayoreo como legumbres, carnes, pescados, abarrotes, hortalizas, granos y semillas, entre otros. Asimismo, datos del Fideicomiso para la Construcción y Operación de la Central de Abastos de la Ciudad de México (FICEDA) indican que la CEDA provee a más de 20 millones de habitantes diariamente.
Se estima que ahí operan alrededor de 2 mil 300 transportistas agremiados a la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga, quienes distribuyen parte de las 300 mil toneladas diarias que llegan a este centro de abasto. Asimismo, por día transitan en este mercado más de dos mil fulles, mil 500 camiones unitarios y un total de 58 mil 500 vehículos para abasto y desabasto.
Piso parejo
Edgar Álvarez Quintana, presidente del Frente de Comerciantes Colaboradores del Servicio Público de Mercados de México, asociación que agrupa a tres mil vendedores ubicados en la capital del país que generan en promedio 12 mil empleos directos, también en entrevista indicó que algunos mercados de la capital se han visto obligados a cerrar sus puertas para evitar la propagación del coronavirus.
Recordó que en la alcaldía Azcapotzalco a partir del día de ayer, 4 de mayo, los mercados Azcapotzalco, Clavería y Prohogar, por ejemplo, cerraron sus puertas y reanudarán sus actividades comerciales hasta el 12 de mayo próximo. Aseguró que en la alcaldía de Cuauhtémoc también cerró sus puertas el mercado Martínez de la Torre y en la Gustavo A. Madero se presentan algunos cierres totales o parciales.
“Nosotros hemos implementado las medidas de seguridad que piden las autoridades, pero tristemente vemos que las medidas no son acatadas en los centros comerciales, que sí son verdaderos focos de contagio y que se están beneficiando del cierre o desabasto de productos en los mercados públicos ofreciendo productos a precios más caros. El gobierno de la ciudad ha limitado mucho la operación de tianguis y recauderías ¿en dónde quieren que las personas se abastezcan?”, cuestionó.
Por su parte Raquel Flores Aguilar, locataria del mercado El Molino ubicado en la alcaldía de Iztapalapa, comentó que algunos locatarios de dicho centro de abasto han decidido cerrar temporalmente sus negocios por miedo al contagio que hay en el CEDA y porque en algunos casos se ha encarecido más del 50% algunos productos básicos alimenticios.
“De cuatro verdulerías con las que contamos hoy solo una opera, pero los precios que ofrece al público son elevados y desgraciadamente los clientes ya no encuentran todas las frutas o verduras que buscan. Es una situación preocupante que se suma a las bajas ventas que hemos tenido en las últimas seis semanas. Desde que declararon la fase tres ha bajado más la clientela”, apuntó.
Agregó que el precio de productos como el jitomate y el limón se ha duplicado en las últimas tres semanas, pues su costo en el caso del primero paso de entre el 14 pesos hasta 50 pesos el kilogramo, mientras que del segundo su costo oscilaba en los 25 pesos y hoy se encuentra hasta 60 pesos. Mientras que el precio de frutas como la naranja se ha triplicado.