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El flotillero como empresario

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Sugerencias para mejorar la competitividad
Como todo empresario, el flotillero mexicano se ve en la necesidad de estar permanentemente a la expectativa de los cambios en la dinámica que rige la oferta y la demanda en un mundo cada vez más globalizado y competitivo, producto de transformaciones recientes en la actividad macroeconómica nacional e internacional. Y aunque dichas modificaciones no las provoca directamente, el transportista ve afectados sus intereses en más de una forma como consecuencia de ello.

Es así que el flotillero debe enfrentar no sólo la competencia de otros autotransportistas en su afán de penetrar o reposicionarse más en el mercado, sino que en los años recientes, también se ha visto en la necesidad de competir con el ferrocarril, que como consecuencia de su privatización ha mostrado avances considerables en sus funciones operativas, logísticas y tecnológicas, mismas que han motivado a los dueños de la carga a recuperar su confianza en este centenario medio de transporte, sobre todo en lo referente al movimiento de grandes volúmenes de mercancías.

El entorno macroeconómico

Recordemos que durante los ochenta del siglo pasado, se modificó radicalmente la tendencia general que en varias décadas había caracterizado a la política económica nacional, la cual pasó en poco tiempo de proteccionista y cerrada en manos del gobierno a otra de mayor apertura comercial en la que se promueve la participación de capitales privados y extranjeros, y cuyos principios están basados en lo siguiente:

  • Una considerable disminución de la presencia gubernamental en las actividades económicas.
  • La disminución hasta la eliminación de subsidios en los servicios públicos.
  • Una reducción y mayor control del gasto público.
  • La apertura comercial y disminución de aranceles.
  • Una liberación de los niveles de inversión extranjera en las actividades económicas.
  • La suscripción de acuerdos comerciales internacionales.

Por lo anterior, es de esperar que el proceso de integración económica de nuestro país al sistema capitalista internacional implique una homogenización paulatina de las características de organización, producción y distribución de las empresas mexicanas, incluidas las del transporte en sus diferentes modalidades, quienes necesariamente deberán adaptarse a las prácticas logísticas vigentes en los países desarrollados, que se basan en aplicaciones múltiples de alta tecnología, la automatización de funciones y el uso generalizado de sistemas de posicionamiento global como un medio permanente de ubicación de la carga y de los vehículos que la transportan.

En el camino a lograr lo anterior e inmersos en un mercado cada vez más competitivo hacia el interior y exterior del país, los empresarios del autotransporte ya enfrentan modificaciones irreversibles en sus condiciones de organización y operación, las cuales obedecen además a cambios recientes en las características de la demanda, provocados por los cambios en la política económica.

Transportistas y usuarios

Uno de los aspectos que se han modificado en los servicios de transporte es el referente a la relación entre el usuario (el dueño de la carga) y el prestador de servicios (el transportista), quienes se ven obligados a definir entre ambos una visión estratégica de competitividad y desarrollo mutuo, dado que no sólo el transportista observa la necesidad de competir, sino que a su vez el dueño de la carga también considera la conveniencia de hacerlo en su ámbito, es decir, deben visualizarse como verdaderos socios y participar activamente en la definición de un nuevo proceso logístico que les haga ser más competitivos.

Sin embargo, el logro de tal asociación requiere de una intensa negociación en la que ambas partes deben ser sensibles a las necesidades recíprocas y al establecimiento de compromisos mutuos que le permitan al usuario ver disminuidos sus costos de transporte, o al menos esperar recibir del transportista mejoras en un servicio de alta calidad que incluya una mejora en la puntualidad y en las condiciones de entrega de la mercancía. Ello, mientras el transportista, también como producto de dicha alianza, podría generar servicios más sofisticados y algunos adicionales que le generen un valor agregado.

No obstante que lo anterior podría requerir en principio la inversión de recursos en ambas partes, pero a la vez les reportaría un beneficio permanente, dado que los usuarios obtendrían importantes ahorros en sus costos logísticos, mientras el transportista lograría asegurar los volúmenes de carga que aumenten sus economías de escala y densidad, disminuyendo así sus gastos marginales y, por lo tanto, incrementar sus utilidades.

Por otra parte, el mercado del autotransporte se está especializando en un gran número de segmentos, siendo cada uno de ellos sensible a una combinación diferente de atributos en cuanto a calidad del servicio, que trae como consecuencia la generación de nichos de mercado en los que algunas empresas logran establecerse con una ventaja competitiva adicional al tener la ventaja de ofrecer beneficios específicos.

En tanto, el pequeño empresario del transporte sigue operando de acuerdo a las pautas tradicionales de aprovisionamiento y distribución de mercancías. Los segmentos exportadores y quienes desean competir a nivel mundial, necesariamente se ven influenciados por una generalización de procesos logísticos avanzados y por los cambios tecnológicos en materia de transporte, a tal grado que el tiempo que tarden en adaptarse a estas modificaciones puede ser un factor fundamental en la supervivencia de algunas empresas.

Importantes alianzas

Otro aspecto que contribuye a la competitividad de las empresas de transporte en cualquier país, es el relacionado con el establecimiento de alianzas estratégicas que logren el nivel de servicio requerido por los clientes, que cada vez son más exigentes.

El análisis formal de posibles alianzas se justifica, pues brindan a los participantes la oportunidad de alcanzar una mayor capacidad de competencia, particularmente en la búsqueda de una mejor penetración hacia el mercado de los usuarios que  manejan grandes volúmenes de carga, quienes prefieren contratar a un sólo transportista en vez de trabajar con varios que les muevan solamente una parte de la mercancía que requieren transportar.

Más información en Alianza Flotillera 108 Mayo de 2007

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