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Las ciudades inteligentes no lo serán sin adaptación al cambio

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Carlos Gershenson, jefe del Departamento de Ciencias de la Computación en el Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y Sistemas (IIMAS) de la UNAM, expresó que  “Hay una tendencia global que trata de controlar los sistemas urbanos a través de mecanismos que se conocen como ciudades inteligentes, pero nosotros argumentamos que esa inteligencia no es suficiente si las ciudades no cuentan con la capacidad de adaptarse”, esto como adelanto de lo que será su ponencia durante el Séptimo Congreso Internacional del Transporte.

A decir del investigador, las ciudades son sistemas complejos cuyos elementos interactúan de forma constante e impredecible y la labor de pretender anticipar cómo actuarán en un futuro, resulta limitada e insuficiente, motivo por el cual desde las ciencias de la complejidad están volteando hacia un nuevo enfoque que les permita adaptarse a los cambios tal como lo hacen los organismos vivientes.

“Los sistemas urbanos serán más eficientes si pueden adaptarse como un sistema vivo a los cambios constantes e imprevistos que sabemos se van a dar. Nos estamos enfocando a movilidad pero la misma regla se puede aplicar a todos los sistemas urbanos como recolección de basura, abastecimiento, economía y aspectos sociales añadió el especialista.

Gershenson, en trabajo conjunto con el urbanista José Castillo y la diseñadora Gabriella Gómez-Mont, desarrollaron un proyecto que busca solucionar los problemas de movilidad en el corredor Reforma-Santa Fe y por el que fueron acreedores al premio Audi Urban Future. El proyecto consiste en recolectar información suficiente y en tiempo real para que los usuarios de dicha ruta puedan tomar decisiones sobre la forma en la que planificarán sus trayectos.

Sin embargo, explica el investigador, se han topado con el obstáculo de la ausencia de datos sobre los traslados en la Ciudad de México, “como asociaciones, instituciones, gobierno o usuarios se necesitan datos para tomar decisiones y en esta ciudad hay muy pocos datos, entonces necesitamos encontrar la forma de recolectar una cantidad suficiente de ellos para poder generar información relevante en tiempo real”, explica Gershenson y asegura que si más usuarios comienzan a compartir su información para este tipo de proyectos, los datos de regreso serán más confiables y efectivos.

“Todos los sistemas están cambiando y se beneficiarían de tener más datos y mecanismos adaptables que se ajusten a los cambios no previstos”, explicó el investigador e indicó que los sistemas de transporte son sistemas complejos porque aun cuando sus elementos se pueden describir de manera aislada, su comportamiento depende de las interacciones que tienen con otros vehículos y otros pasajeros, y esas relaciones llevan a entender cómo funciona el sistema de transporte.

Por ello, Carlos Gesshenson sugiere estudiar la movilidad a nivel sistémico, estudiando tanto los componentes como sus interacciones, a fin de lograr adaptarse a sus cambios constantes, tomando inspiración de los sistemas vivos que deben responder a modificaciones que tampoco se pueden predecir.

Finalmente, recuerda que el de la movilidad es un problema complejo que requiere del esfuerzo coordinado de todos los sectores, lo que es complicado porque implica distintos intereses, distintos partidos políticos, distintas visiones. “No hay la solución de la movilidad que va a mejorar todo y para todos pero hay distintas mejoras que se pueden hacer y que tendrán efectos mayores o menores”, concluyó.

 

amtmr

 

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