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“Lo que no se puede medir, no se puede controlar”…

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Proceso de mejora continua
En la constante búsqueda de reducción de costos, el administrador de flota pocas veces se da cuenta del valor que hay en su propia información diaria. En esta ocasión, nos enfocaremos a mostrar como los registros históricos de la misma operación, se pueden convertir en una poderosa herramienta estadística, que acompañada de un disciplinado proceso de análisis, puede retribuir con importantes mejoras operativas que a la vez impactan positivamente en el costo de transporte

A principios del siglo XIX, el matemático alemán Kart Friedrich Gauss, publicó su trabajo sobre la expresión matemática de la variabilidad. En ésta se explicaba que aún cuando en la naturaleza no hay dos cosas iguales, todos los procesos naturales tienen un patrón de variación, así si graficamos el peso de los búfalos en una manada, o bien medimos la velocidad de vuelo de las abejas de un panal, o la talla al nacer de los bebés nacidos en el Hospital Español durante 1955, podremos encontrar en cada caso, el mismo patrón de variación. El modelo matemático que representa esta condición, se conoce como la curva normal, o bien como “La campana de Gauss”

Un siglo después, el rumano Joseph Juran, vio una aplicación gerencial para el modelo matemático de Gauss y decidió probarlo en procesos industriales, encontrando válida la aplicación en ciertas condiciones.

En 1920, el ingeniero americano Walter Shewhart, usó las bases estadísticas de la curva normal, pero reconoció que en los procesos de actividad humana a diferencia de los procesos de la naturaleza, hay ciertos efectos que desvían los resultados de la curva normal, a estos efectos los llamó “Causas asignables” y así Shewhart inició lo que hoy conocemos como el “Control estadístico de proceso”, o mejor conocido como SPC (Statistical Process Control, por sus siglas en inglés)

La estadística y la administración de flota
El administrador de flota, puede aprovechar todo el desarrollo científico que cambió la industria moderna, mismo desarrollo que en menos de 50 años elevó los niveles de calidad de los productos que usamos más que en toda la historia industrial de la humanidad antes de su aplicación.

Ante todo debe definirse que se quiere lograr. Dado que el gasto más importante de toda flotilla es el combustible, definamos el objetivo como “Reducir la factura mensual de combustible en un 20 por ciento”. Cualquier administrador de flota experimentado, podrá dimensionar la envergadura del mencionado objetivo.

Una vez definido el objetivo, debemos entender cuál es la actividad que lo rige. En el caso del combustible, es el nivel de intensidad de la operación de la flota.

A su vez el nivel de actividad de la operación de flota está definido por una serie de variables como se muestra a continuación:

  • Volumen de las ventas.
  • Tamaño de las rutas.
  • Número de vehículos en operación.

Cada una de estas variables incide en el mayor o menor consumo de combustible de la flota de distribución, por lo que el análisis debe considerarlas y aislarlas de modo que no se vea afectado por los cambios en las mismas.

En suma: la variable que buscamos debe reflejar la actividad real que genera el consumo de combustible de la flota, pero en forma tal que pueda absorber cambios en las otras variables y no afecte el análisis final. Es decir si decidiésemos controlar únicamente el gasto de combustible, no podríamos saber si el incremento de un mes a otro se debió por decir a que hubo mayores ventas o a que se operaron más rutas; pero si decidimos controlar el rendimiento de combustible (Km/Lt), esta variable puede aplicarse igual a más o menos rutas, o bien  a mayores o menores niveles de ventas.

Cuando seleccionamos una variable capaz de impactar al objetivo y manejar los cambios propios de la operación, entonces hemos definido una “Variable crítica”.

El enfoque estadístico de la administración de flota

Se tiene que observar a la operación de flota, como un proceso natural en el contexto de nuestra variable crítica, así si medimos el rendimiento diario de un vehículo de la flota asignado a una ruta por un período de operación de un mes y lo promediamos, podremos graficar todos los rendimientos de todos los vehículos de la flota y analizar su patrón de variación. Veremos que habrá un rendimiento promedio de la flota, incluso podremos hacer subgrupos y sacar el rendimiento promedio por tipo de unidad, o por tipo de ruta o por tipo de producto. Cada uno de estos análisis arrojará mayor información sobre el patrón general de consumo de combustible de la flota.

El primer mes nos dará mucha luz sobre fenómenos internos que antes o no se consideraban de importancia o pasaban desapercibidos. En el segundo mes se empezarán a ver cambios y del tercer mes en adelante podrán analizarse tendencias. Al iniciar el análisis de éstas, aplicando estadística básica, se identificarán aquellos rendimientos que no han seguido un patrón normal. Esta información es vital en la gestión gerencial, pues es la que requerirá un estudio específico para cada vehículo, o puede ser para cada grupo, incluso hasta para cada planta.

De esta manera, el Administrador de Flota estará en el puesto de mando, analizando cada comportamiento anormal y buscando su explicación a través de una “Causa asignable”. Estas causas generan el comportamiento anormal y al eliminarlas las lecturas siguen el patrón normal de variación. Para ilustrar el concepto de “Causa asignable”.

Más información en Alianza Flotillera 107 abril de 2007

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