México en combustión

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El incumplimiento de Pemex con respecto a la producción y distribución de diésel de ultra bajo azufre (UBA) en el país, violando por más de 5 años la normatividad, crea el riesgo de que la producción de este combustible, fundamental para el transporte, sea el primero que en los hechos sea producido y controlado por las grandes empresas petroleras trasnacionales.

Debido a los cambios a la Constitución y a las leyes secundarias recientemente aprobadas en materia energética, PEMEX se encuentra en una posición extremadamente vulnerable ante los próximos agentes que competirán por satisfacer la creciente sed de combustibles fósiles del mercado mexicano. Tan pronto como en 2016 la iniciativa privada ya podrá distribuir combustibles en todo el territorio nacional. Además al año siguiente el sector privado podrá importar combustibles para vender en México.

Con la capacidad actual de la paraestatal se cubre alrededor del  51por ciento de la demanda de gasolinas y alrededor del 71 por ciento de la demanda de diésel.

Cabe destacar, que este último rubro ha tenido un desarrollo constante del parque vehicular a diésel, pues la demanda del sector autotransporte por dicho combustible ha crecido en más del 50 por ciento desde 2002 hasta 2012, sin embargo, la calidad del diésel que se distribuye en México está lejos de cumplir los estándares internacionales para mitigar las emisiones de partículas, es excesivamente contaminante e impide que se incorporen nuevas tecnologías a los vehículos pesados que requieren un diésel de ultra bajo azufre.

Con la entrada de nuevos actores PEMEX podría verse rebasado ante la demanda de combustibles de contenido ultra bajo azufre (UBA) por la entrada de nuevas tecnologías en los vehículos y por razones ambientales.

Actualmente el diésel que se consume en México contiene 500 ppm de azufre, (a excepción de la frontera norte del país y de los sistemas de transporte de tipo Metrobús en DF, Guadalajara y Monterrey). Siendo este tipo de combustible el que más contamina puesto que, con la tecnología actual de los vehículos, al ser quemado el 75 por ciento de las emisiones está compuesto por el denominado “black carbon”, cuyos efectos son altamente nocivos para la salud del ser humano y para el cambio climático.

Cuando exista una distribución de diésel UBA en todo el país, y como se espera, las normativas de salud y ambientales sean más estrictas, y las armadoras procedan a equipar a los vehículos destinados al mercado interno con la mejor tecnología, las nuevas tecnologías no admitirán el uso de diésel a 500 ppm de azufre. Luego entonces con la capacidad de refinación de diésel UBA de PEMEX, de alrededor del 34.6 por ciento de la refinación presente total del diésel producido en México, importando alrededor del 32 por ciento  de la demanda interna (en el año 2012),  y con la entrada del sector privado, el potencial de PEMEX para satisfacer un mercado interno de diésel UBA es claramente insuficiente.

 

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