Uno de los temas que dominó la agenda del año pasado fueron los cortes en las cadenas de suministro globales, un efecto colateral de la crisis sanitaria derivada de COVID-19, sobre todo en la región de Asia.
Dichos cortes propiciaron una disrupción en la producción global de productos como vehículos, ya que muchos de los componentes provienen de países como China, trayendo como consecuencia la falta de productos nuevos para comercializar. De tal suerte que se hizo común para los compradores ponerse en listas de espera para poder adquirir un bien.
Una de las consecuencias de esta crisis fue la puesta en auge del llamado nearshoring, definido por la consultoría EY como “una estrategia en la que una empresa transfiere parte de su producción a distintas compañías especializadas que se encuentran en otros países cercanos y con zonas horarias similares, lo que permite a las empresas contratantes tener procesos más rentables mientras que se afianza el comercio internacional”.
En este sentido, México tiene grandes oportunidades de beneficiarse con esta relocalización de plantas y empresas, dada su ubicación geográfica aledaña a Estados Unidos, uno de los principales mercados mundiales.
De acuerdo con la titular de la Secretaría de Economía, Raquel Buenrostro, ya hay conversaciones con el sector social, privado y con socios comerciales, a fin de desarrollar las oportunidades de negocio que puede traer este fenómeno, que además se ve alimentado por el contexto de difíciles relaciones diplomáticas entre China y Estados Unidos.
“Hay aproximadamente una lista de 400 empresas que quieren venir a México, entre ellas muchas del sector electrónico y electromecánico, son con las primeras que se está dialogando para ver dónde son las mejores opciones”, destacó la funcionaria a finales del año pasado.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima que el nearshoring podría traducirse en hasta 78 mil millones de dólares en nuevas exportaciones desde América Latina, de los cuales México podría beneficiarse con unos 35 mil millones de dólares, principalmente en industrias como: farmacéutica, automotriz, energías renovables y textil.
Ventajas y trabajo pendiente
Manuel Montoya, director del Clúster Automotriz de Nuevo León y presidente de la red nacional de clústeres automotrices, señala que comienza a observarse un movimiento importante en cuanto a la reubicación de firmas que optan por instalar plantas en territorio nacional y traer su producción a México.
“Las trasnacionales están trayendo su producción a América, sobre todo vienen a traerlo hacia México, donde los costos son mejores y hay mayor disponibilidad de mano de obra”, comenta en entrevista con Alianza Flotillera.
Abunda en que esta disponibilidad de mano de obra en México es cada vez más especializada y, en números generales, es superior a la de países como Estados Unidos o a los de la región europea. “Tenemos un bono demográfico como país, es decir, mucha gente joven que se integra al mercado laboral”, afirma.
A estas ventajas que tiene México, se suman otras como el menor costo de mano de obra, además de la ubicación geográfica, de acuerdo con especialistas.
No obstante, hay aspectos en los que el país debe trabajar para que estas inversiones puedan hacerse realidad. Para Montoya, uno de estos retos es ofrecer mejores fuentes de financiamiento, principalmente para que las pequeñas y medianas empresas puedan integrarse a la proveeduría.
A esto, los especialistas resaltan que también se debe trabajar en dar certeza energética, además de contar con los espacios industriales necesarios para alojar a esas potenciales nuevas inversiones.
De acuerdo con la firma Newmark, los mercados industriales de la frontera de México, el Noreste y Occidente del país han registrado arrendamientos de superficies industriales por arriba de los 18 mil m2, “con vacancias menores al 1% del inventario total de naves industriales en renta, lo que refleja la gran oleada de empresas de diversos sectores”.
“La disponibilidad de espacios industriales clase A en dichas regiones, es muy cercana a ‘cero’ y los lapsos de tiempo para contar con nuevos parques y naves industriales de primer nivel, es de al menos seis a ocho meses en cuanto a la construcción de dichas instalaciones y pudiera llegar a dos o tres años el desarrollo completo de nuevos parques industriales”, explica.
Dicho contexto trae oportunidades para el autotransporte en el sentido de que una mayor presencia de empresas en el país representa una mayor demanda de servicios como el autotransporte de carga.
“Nuestro país se enfrenta a retos globales en un marco de reordenamiento de las cadenas de valor, la crisis de las relaciones entre Rusia y Ucrania, así como de Estados Unidos y China”, destacó en un importante foro logístico Ramón Medrano Ibarra, presidente de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (CANACAR).
En tanto que Miguel Elizalde, presidente de la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones (ANPACT), señala que con el nearshoring se movería mayor cantidad de mercancía en el país, propiciando una mayor renovación de flota entre los transportistas.
No obstante, acotó que estos cambios comenzarán a verse con el tiempo y no de forma inmediata. “El crecimiento toma tiempo, primero está el tema de atraer las inversiones, que se establezcan, que se comience a producir y después a crecer”, analiza Miguel
Elizalde.