Pasaje. A tres años 
del desastre

El contexto del transporte público 
de pasajeros ha cambiado radicalmente desde que comenzó el confinamiento 
por la pandemia de COVID-19

Pasaje. A tres años 
del desastre

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El confinamiento por la pandemia de COVID-19 en México comenzó hace tres años, cuando el lunes 23 de marzo de 2020 fue declarada la llamada Jornada Nacional de Sana Distancia, un periodo donde la movilidad de personas debía limitarse a las actividades esenciales.

Si bien el transporte de pasajeros siempre ha sido considerado una actividad esencial, no ha quedado al margen de las múltiples consecuencias, comenzando por caídas en la demanda nunca vistas en la historia moderna, un golpe del que el sector no ha podido recuperarse.

En México esto significó una caída en la demanda de transporte público de pasajeros cercana al 80%, sobre todo en los meses de marzo y abril de 2020, de acuerdo con Nicolás Rosales, presidente de la Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad (AMTM).

Si bien la demanda ha variado durante los tres años de pandemia, las afectaciones económicas son más que cuantiosas.

De acuerdo con un estudio del WRI (Instituto de Recursos Mundiales) sobre los impactos del COVID-19 en el sector, las pérdidas en el primer año de confinamiento se estiman en 28 mil millones de pesos, mientras que para el 2022 el cálculo llega a los 24 mil millones de pesos.

El directivo de la AMTM señala que esta crisis de confinamientos y demanda del servicio ha evidenciado problemas que el sector venía arrastrando desde antes de la pandemia en términos de operación,  ingresos y modernización de los vehículos.

Es evidente que la pandemia y la caída en la demanda han ocasionado unas crisis financiera  para el sector, misma que se suma a lo que veníamos arrastrando”, destaca Rosales en entrevista con Alianza Flotillera.

En este sentido, José Juan Hernández, gerente de Planeación y Operación de Sistemas de Transporte en WRI México, destaca que la afectación ha sido aún más grave en los sectores de transporte público que no estaban totalmente formalizados o estructurados, mismos que en su mayoría son hombre-camión.

Lenta recuperación

Las consecuencias de la pandemia han sido tan profundas que aún no se ha podido ver una recuperación plena en contraste con los números presentados en 2019.

Nicolás Rosales destaca que hasta la fecha ha sido complicado recuperar la demanda de pasajeros que se tenía en la época prepandemia, con la expectativa de recuperarse sólo al 80%, al tiempo que advierte: “No creemos que vaya a recuperarse la demanda al 100%”.

El problema de la demanda también es percibido por el servicio de transporte público de pasajeros de la ciudad de León, Guanajuato, de acuerdo con Daniel Villaseñor, presidente de Transportistas Coordinados de León, la cámara que aglutina a los 19 concesionarios de toda la ciudad.

“Todavía tenemos un 22% de movilidad por debajo de 2019. Hay quienes dicen que la pandemia ya se acabó, pero eso no es cierto, lo que sí es que cambiaron las formas de trasladarse de la gente”, advierte en entrevista.

Para el especialista de WRI, José Juan Hernández, la recuperación ha sido desigual en las ciudades del país, ya que mientras tenemos sistemas como el Macrobús de Guadalajara, que han visto una recuperación importante, también hay estados que han mostrado más rezagos, como es el caso de Querétaro o Sonora.

Entre las razones de esta lenta recuperación, los especialistas apuntan a la adopción de nuevos modelos de trabajo y las clases de forma remota que, en muchos casos, llegaron para quedarse, además del incremento del parque vehicular, derivado de que durante la pandemia la gente optó por utilizar bicicletas, motonetas, motos, autos particulares y hasta autos de plataforma.

“La gente se mueve de distinta manera a partir de la pandemia, debido al miedo de contagiarse en los servicios de transporte público, como el autobús, el microbús o el Metro”, señala el directivo de la AMTM.

El especialista de WRI México señala que además del temor a un posible contagio, se suman aspectos como la certidumbre en cuanto a tiempos de traslado que ciertos usuarios necesitan para regresar al transporte público, en un contexto donde ahora puede resultar relativamente accesible adquirir un vehículo propio.

“Hemos visto un incremento importante de vehículos como motocicletas, que además tienen esquemas financieros atractivos y de sencillo acceso. Gran parte de la población toma estas decisiones porque financieramente es viable y otorgan flexibilidad para trasladarse”, señala.

Más allá de la pandemia, el futuro para el transporte público de pasajeros está plagado de retos. Para la AMTM es necesario transitar del modelo de hombre-camión hacia la empresa, con miras a tener sistemas más integrados y transitar hacia vehículos más nuevos.

“Antes de empezar a la transición a nuevas tecnologías debemos de pensar en que tenemos que ordenarnos, organizarnos y empezar a buscar alternativas para acceder a ellas”, destaca.

Asimismo, el especialista de WRI Mexico, visualiza un año retador en cuanto a la necesidad de incrementos en las tarifas derivados de la inflación, así como a la adaptación a los cambios que arroja el contexto.

“El sector exige ver cómo hacemos estos procesos de optimización en las ciudades, cómo ajustamos nuestros modelos de transporte público para que respondan a las dinámicas que requieren los ciudadanos”, destaca.

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