Felipe Calderón Hinojosa, Presidente de México, frenó el proyecto de Ley de biocombustibles, ya que, manifestó, tiene inconsistencias y difícilmente tendrá como resultado un desarrollo óptimo del mercado.
En las observaciones al decreto por el que se expide la Ley de Promoción y Desarrollo de los Biocombustibles, el primer mandatario enfatiza la gravedad de que no se incluyan otras formas de aprovechamiento de la biomasa más allá de su transformación en combustibles líquidos.
Explicó que “el decreto está orientado a la producción de bioenergéticos a partir de unos cuantos cultivos, eminentemente el maíz y la caña de azúcar, sin promover nuevas tecnologías de fabricación, como son la biomasa forestal y la creación de etanol a partir de algas marinas, procesos bacteriológicos y enzimáticos”.
El proyecto de ley de biocombustibles busca utilizar el etanol como oxigenante en combustibles, a los cuales se les añadiría un contenido de 2.7 por ciento en las zonas metropolitanas de la Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara, con el objetivo de disminuir la contaminación.
Pero de acuerdo con el decreto del Presidente Calderón Hinojosa, lo anterior implicaría una demanda de grandes volúmenes de etanol en un periodo muy corto, sin la seguridad de que haya insumos y la capacidad suficiente de conversión para su producción, lo que pondría en riesgo el abasto de combustibles y la seguridad energética.
Finalmente, considera indispensable que la Ley de Promoción y Desarrollo de los Bioenergéticos incluya el desarrollo de nuevas tecnologías de conversión para diversificar las fuentes de biomasa, lo que, afirmó, no sucede en el proyecto encabezado por el diputado Antonio Xavier López Adame y el senador Renán Cleominio Zoreda Novelo.
Por su parte, industriales afirmaron que esta disposición gubernamental limita las oportunidades de inversión privada por aproximadamente dos mil millones de dólares para producir etanol en ingenios azucareros.