“En este negocio uno nunca deja de aprender, es precioso y casi adictivo”, señala Antonio López Franco, director general de Salzillo, empresa con sede en Guanajuato y una historia que comenzó a forjarse cuando se vio seducido por el común denominador que, en sus palabras, define a los transportistas: trabajo, dedicación y esfuerzo.
“Estuve muchos años vendiendo camiones de carga, pero el deseo de tener un negocio propio me llevó a brincar del otro lado de la mesa”, indica López Franco al recordar los orígenes de esta empresa cuyo nombre está inspirado en el escultor murciano Francisco Salzillo, símbolo de la región de la península ibérica de donde su fundador es originario.
Pero si bien el comienzo se dio con un par de camiones de cuatro toneladas y media, hoy la empresa y sus diversos socios cuentan con un total de 40 unidades de carga que van desde vanes hasta tractocamiones, todos ellos rodando bajo el lema en el que hace énfasis: Transportando con sentido humano.
“Salzillo es un colectivo de personas que están en la empresa para conquistar sus sueños, eso lo digo en un plano romántico. En definitiva nos dedicamos a, dentro de lo que esté nuestra medida, transformar la vida de las personas a través del trabajo”, afirma.
Y es que este sentido humano, a decir del directivo, es un diferenciador que se traduce en aspectos como el bienestar de los colaboradores o la seguridad.
Salzillo se rige por un sistema de capacitación de los colaboradores desde cero, al comenzar recorriendo sus primeros kilómetros en vanes hasta llegar a los de mayor tonelaje, e incluso abriendo la posibilidad de que se conviertan en socios, casos que ya se han dado al interior de la empresa.
“Contratamos conductores inexpertos y los capacitamos. Eso nos está dando un resultado extraordinario. Somos muy afortunados con el grupo de colaboradores que tenemos, son personas de trabajo, familia y muy entregadas”, señala.
El directivo afirma que en la empresa hay dos aspectos que son cuidados al grado de la obsesión, el primero es la seguridad de los colaboradores y de todos, algo que se ve reflejado en el bajo índice de robos y accidentes.
“Mi obsesión es que todos regresen con vida. Cuando digo transportando con sentido humano es llevarlo hasta el final de las consecuencias”.
La empresa tiene sus oficinas y patio en León, Guanajuato, pero se mueve en el triángulo imaginario que se forma entre Monterrey, Ciudad de México y Guadalajara, regiones donde se mueve gran parte de la carga que se cuenta en todo el país.
Otro aspecto que López Franco califica como uno de los valores en el mundo del transporte es el tiempo, otra de las obsesiones con las que la empresa seduce a sus clientes, los cuales son del tipo freight forwarder u operadores logísticos, y entre los que se encuentran firmas como Ryder, C.H. Robinson, Expeditors o Penske.
Aunque la pandemia de COVID-19 trajo meses delicados para el transporte en el segundo trimestre del año, el directivo señala que el negocio se ha recuperado a partir del segundo semestre, lo que ha inyectado motivación a una empresa que ya tiene en la mira objetivos como la diversificación o la integración de nuevos socios.
En términos generales el director general de Salzillo es optimista al moverse en el mundo del autotransporte mexicano, puesto que la mesa está puesta con un gran banquete de “trabajo, buenos clientes y personas con deseos de prosperar”.