Transporte de pasajeros: adaptarse a la “nueva normalidad”

Transporte de pasajeros se pone cubrebocas
El transporte público y el transporte foráneo ha caído desde que llegó la pandemia

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Cuando en las vísperas del año en curso se difundían las primeras noticias de un extraño virus surgido en China, casi nadie imaginaba lo que nos esperaba en el corto plazo. 

Cinco meses después, y luego de una parálisis provocada por un necesario distanciamiento social, se habla de una adaptación en muchos de los ámbitos de la vida diaria, incluyendo una forma de transportarse que demanda nuevas medidas de seguridad para evitar contagios, ante el contexto de la llamada “nueva normalidad”. 

El impacto de las medidas de distanciamiento social derivadas del COVID-19 ha sido notorio en el transporte interurbano en México, tan solo de marzo y abril las terminales de autobuses registraron una caída de 65% de los pasajeros, mientras que las corridas se redujeron 52%, según un análisis del Instituto Mexicano del Transporte (IMT), que contempla algunos de los principales grupos empresariales del sector, como son Estrella Blanca, ADO y Flecha Amarilla.

La situación no es muy diferente para el transporte público colectivo del país. De acuerdo con cifras proporcionadas por WRI México, la movilidad ha registrado caídas de alrededor de 60%. 

Lo cierto es que en algún momento los autobuses tienen que volver a rodar en un contexto en el que usuarios y personal de transporte deberá adaptarse a medidas encaminadas a preservar la salud

En este sentido algo que se ha vuelto cotidiano y que seguramente llegó para quedarse es la sanitización de las unidades, tal como sucede en la capital del país, donde las escenas de personas embestidas en una especie de traje de astronauta se enfocan en estas labores en el transporte masivo. 

En tanto que en el transporte foráneo empresas como ADO, ETN o Primera Plus han redoblado esfuerzos en sus medidas de higiene en unidades taquillas y salas de espera. “Siguen los protocolos de higiene para que el COVID-19 sea el único pasajero que no se suba al autobús”, insta la Cámara Nacional de Autotransporte de Pasaje y Turismo (CANAPAT).  

El especialista en movilidad, Mauricio del Hierro, manager de Moovit para Latinoamérica, vislumbra que en el transporte público se comenzarán a tomar medidas como: evitar personas de pie en los autobuses o mayores frecuencias para evitar aglomeraciones, preponderando siempre el distanciamiento social. 

Otros de los cambios que pueden verse será la necesidad de cruzar datos sobre cómo se usa el transporte y los llamados focos de infección, así como el surgimiento de nuevos sistemas de movilidad que solventen la necesidad de que la gente se mueva de forma independiente.

Bioseguridad, una realidad

Este proceso de adaptación también abre la puerta a canalizar la atención en el equipamiento de seguridad que se puede implementar en los autobuses, en favor de la salud tanto de los operadores como de los pasajeros. 

Este enfoque ya comienza a verse con seriedad tanto en empresas carroceras como en proveedores. Tal es el caso de Marcopolo, que lanzó un mecanismo que arroja una niebla sanitizante al interior de las unidades, o la empresa colombiana Transtec, que trabaja en el diseño de mecanismos de bioseguridad para el transporte de pasajeros. 

El tema de bioseguridad es muy nuevo para el sector, pienso que lo importante es que entendamos la nueva dinámica y cotidianidad a la que nos vamos a enfrentar como ciudadanos, como fabricantes y como pasajeros”, señala Ángela Barrera, directora administrativa de Transtec, compañía con 16 años de experiencia en el sector de transporte y presencia en México bajo la marca Topbus. 

Y es que como parte de estas nuevas herramientas, la firma colombiana trabaja en el diseño de soluciones para hacer frente al virus, una enfocada en colocar puntos de desinfección seguros en terminales, otra en el control de temperatura antes de abordar o incluso arriba del mismo autobús, así como un sistema de purificación del aire. 

En este sentido, Barrera explica la importancia de aplicar sistemas de filtración y purificación del aire, ya que se sabe que el virus se propaga por gotas de saliva. De tal suerte que la circulación y filtración es de vital importancia. 

“Antes teníamos una renovación constante de circulación de aire, ahorita debemos renovar y filtrar el 90% de material particulado al interior de los vehículos”, señala Barrera, cuya empresa es líder en fabricación de fallebas y escotillas para autobuses en Colombia. 

Si bien la bioseguridad es atractiva en un entorno de alarma como el que vivimos, la especialista advierte sobre la importancia de no improvisar y echar mano de lo multidisciplinario para diseñar y promover estos mecanismos, como son médicos, químicos o biólogos, a fin de que la solución no resulte peor que el problema. 

La realidad es que las opciones y las medidas que han venido surgiendo para paliar los riesgos en el transporte de pasajeros se han hecho presentes y algunas de ellas se harán imprescindibles para proteger a las 50 millones de personas que usan el transporte público, muchas de ellas diariamente, y a los 3 mil 750 millones de pasajeros que se mueven al año en transporte foráneo.

Este reportaje es parte de la edición de junio de Alianza Flotillera

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