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Transporte urbano masivo y sostenible: nuevo paradigma latinoamericano

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Por: Boris Santos Gómez Úzqueda

América Latina es una región que cada vez es más urbana antes que rural. Ello intensifica las formas de transporte masivo de ciudadanos. Muchas ciudades latinoamericanas son caóticas para el tráfico, lo que obligó a repensar en políticas públicas que ciertamente tengan dos impactos: mejorar la movilidad y reducir consumo de combustibles. Hacer más “verdes” y “sostenibles” las ciudades.

Los nuevos liderazgos de las ciudades latinoamericanas se están enfocando en reducir el consumo de energía (electricidad y combustibles fósiles derivados del petróleo) y buscar un nuevo desarrollo urbano sostenible desde la perspectiva del transporte.

Movilidad urbana sostenible es cuando un ayuntamiento/municipio tiene sistemas de transporte público cómodos para el usuario: de preferencia que utilicen combustible (energía) de fuentes renovables y con fuerte apoyo de gobiernos estaduales y estatales (o federales). Es una política pública estatal que trasciende a gobiernos y se aplica en alcaldías, que son los estamentos públicos más cercanos al ciudadano.

Las grandes ciudades modernas dan preferencia al ciudadano-peatón antes que al vehículo.

Se están privilegiando, en consecuencia, obras que, si bien engrandecen la infraestructura urbana de servicios, se enfocan en atender al peatón. El transporte público masivo es una de las principales respuestas al ciudadano-peatón. Mientras mejor y más masivo sea un transporte público, menos combustible consumirán los vehículos privados. Un ejemplo negativo de irresponsabilidad que ninguna ciudad latinoamericana debe autorizar el ingreso de vehículos rechazados en otros países. Ejemplo el caso boliviano de los autos llamados popularmente “chutos” o “nacionalizados”, que, además de no tener características técnicas de modernidad, son antiguos, reacondicionados (convertidos de combustible a gas) y han ingresado por miles cuando en otros países (generalmente del Primer Mundo) los rechazaron porque son altamente consumidores de combustible y lubricantes y generan colapso urbano.

Movilidad urbana es una política de transporte masivo que, además de afectar positivamente a las ciudades y sus peatones, reduce el consumo de combustible y mejora las condiciones ambientales.

Los líderes políticos y técnicos de los municipios deben estar atentos en su próxima planeación estratégica tomando en cuenta criterios y conceptos para movilidad urbana: personas desplazándose para llegar a su destino, utilizando transporte público masivo y bicicletas y generando ahorro en combustibles y lubricantes.

Un cambio de paradigma en los gobiernos municipales es importante: hacer obras para facilitar la vida de los ciudadanos

Con información de: El Nacional

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