Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará.
Porque el Señor es Espíritu; y allí hay libertad.
Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos.
2da. de Corintios 3:16, 17 y 5:1
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Con pena y tristeza, lamentamos la pérdida de nuestro compañero José Ignacio Valdés, “Nachito”, gran colaborador de las revistas Alianza Automotriz y Alianza Flotillera, quien falleció el pasado 22 de enero de 2011.
Hoy, le damos un “adiós” a este maestro, que a muchos nos dejó una enorme enseñanza editorial y comercial, así como elementos para ser mejores personas.
Es así que en esta ocasión, con profundo dolor, y con la venia de nuestros queridos lectores, amigos y anunciantes, en nombre de todos mis compañeros de trabajo quiero rendirle un merecido homenaje en este espacio editorial y hacer UN ALTO EN EL CAMINO en su honor.
¡¡Gracias Nachito por tus enseñanzas, estamos seguros que tienes ese pedazo de cielo!!
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Si muero antes que tú, hazme un favor:
Llora cuanto quieras, pero no te enojes con Dios por haberme llevado.
Si no quieres llorar, no llores.
Si no logras llorar, no te preocupes.
Si quieres reír, ríe.
Si algunos amigos te cuentan algo de mí,
Óyelos y cree lo que digan.
Si me elogian demasiado, corrige la exageración.
Si me critican demasiado, defiéndeme.
Si quieren hacerme un santo, sólo porque he muerto, di que yo tenía algo de santo, pero estaba lejos de ser el santo que pintan.
Si quieren hacerme un demonio, muestra que yo tal vez tuve algo de demonio, pero toda la vida procuré ser bueno y buen amigo.
Si intentan canonizarme, di que yo nunca quise ser incensado en vida.
Si hablan más de mí que de Cristo, llámales la atención.
Si sientes tristeza y deseas rezar por mí, puedes hacerlo, pues quizás necesite tu ORACIÓN.
Si quieres hablar conmigo, habla con Jesús y yo lo escucharé.
Espero estar con Él lo suficiente, para continuar siendo útil para ti donde esté.
Y si quieres escribir algo sobre mí, di solo una frase:
¡Fue amigo, creyó en mí y me quiso para Dios!
¡Era una flecha que vivía apuntando en dirección a Dios!
Ahí, entonces, derrama una lágrima.
Yo no estaré presente para enjugarla, pero no hace falta, pues otros amigos lo harán en mi lugar.
Y viéndome bien sustituido, iré a atender a mi nueva tarea en el cielo.
Pero de vez en cuando, da una escapadita hacia Dios; no me verás, pero yo estaré muy feliz viéndote a ti mirar hacia Él.
Y cuando llegue para ti la hora de ir a ver al Padre, ahí donde nadie puede separarnos, viviremos la amistad que aquí nos preparó para Él.
¿Crees en estas cosas?
Entonces, ora para que los dos vivamos como quien sabe que va a morir un día y que muramos como quien supo vivir bien.
La amistad sólo tiene sentido, si hace el cielo más cercano y si aquí inaugura su comienzo.
Pero, si yo muero antes que tú, creo que no voy a extrañar el cielo…
Ser tu Amigo,
¡Ya era un pedazo de cielo!