Frente a un mercado que no logra despuntar, la industria nacional de vehículos comerciales y de pesados vislumbra un potencial máximo de las clases 2 a 8, así como tractocamiones de quinta rueda y autobuses foráneos, al cierre de 2017 de 98,200 unidades.
De acuerdo con el estudio sobre el “potencial del mercado de vehículos comerciales y pesados, y su relación con la estructura mexicana”, existen cinco escenarios para la colocación de este segmento de unidades, siendo la más baja el potencial base estimado en 89,607.
Al respecto, Miguel Elizalde, presidente ejecutivo de la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones (ANPACT) , durante la presentación del análisis, realizado en conjunto con la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), destacó que de alcanzarse el pronóstico de ventas alto (67,967) en 2017, la comercialización estaría todavía por debajo del potencial base y 31 % del potencial máximo.
No obstante ese escenario, los representantes de ANPACT y AMDA refieren que existe una enorme capacidad, una vez que el 80.7% de las unidades económicas establecidas podrían requerir un camión.
“Existen 4 millones de unidades económicas que de alguna manera utilizarían un vehículo comercial o pesado”, apuntó Elizalde.
En este este sentido, dijo, una buena oportunidad de potenciar el mercado son las pequeñas y medianas empresas, ya que todas sin importar el sector industrial, necesitan trasladar sus productos.
Ante ello, señalaron que para reactivar este sector empresarial es necesario incentivar una redistribución de la Inversión en Formación Bruta de Capital Fijo, destinada a los vehículos comerciales y pesados nuevos, en un país donde el 56% de las mercancías se desplazan mediante transporte terrestre y más del 90% de los pasajeros.
Esto implica reforzar y dar continuidad a programas de subsidios y garantías como el Programa de Renovación Vehicular, “que si bien son ejercidos principalmente por las empresas con flotas vehiculares, éstas pueden liberar unidades seminuevas, que pueden adquirir microempresas y hombre camión con condiciones técnicas más adecuadas que los vehículos usados importados o vehículos “chatarra”, lo que puede impactar en los costos de operación de las empresas que los adquieran”.
Otra de las recomendaciones, es articular esquemas de crédito que permitan contar con tasas de interés más accesibles para que dicha variable sea una herramienta que impacte de forma significativa y positiva la compra de vehículos comerciales y pesados en México, pues las tasas de crédito para adquirir vehículos pesados es elevada; alcanzando en algunos casos el 20%.
Asimismo, hacer eficientes los tiempos y trámites de recuperación de prenda (por incumplimiento de pago), lo que a decir de las organizaciones,
esto ayudaría a reducir el riesgo sobre los préstamos y, por ende, bajar las tasas de interés para dichos créditos.
Actualmente, la recuperación pueden tomar periodos mayores a un año.
A ese tema, se une la importancia de fomentar mercados secundarios articulados, destinados principalmente a agentes que no son representativos en la demanda potencial (microempresas y los hombre camión con poco flujo de ingreso y acceso a crédito).