El segundo año de la pandemia tuvo sus propias peculiaridades debido a situaciones como la reactivación económica, menores restricciones y una resaca derivada de un impactante 2020, dejando entre sus múltiples consecuencias cortes en las cadenas de suministro globales.
La industria mexicana de vehículos pesados no ha sido la excepción, sobre todo durante el segundo semestre del año pasado, cuando la producción resintió la carencia de suministros esenciales para la fabricación de unidades, como fue el sonado caso de la falta de semiconductores o chips.
Según datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), a partir de julio se reflejaron cinco caídas mensuales consecutivas en producción, siendo la de agosto la más drástica, cuando se descendió 8.78% en comparación con el mismo mes del año previo.
Y como en efecto dominó, esta contracción en la producción trajo consecuentemente cuatro descensos consecutivos en las exportaciones de vehículos pesados, principalmente durante septiembre, cuando el desplome llegó hasta el 11.26%.
Pero uno de los efectos más drásticos de esta crisis de producción se dio en el mercado mexicano, el cual ha padecido una falta de inventarios y retrasos en las entregas de pedidos de vehículos nuevos.
Dicha problemática ha sido reconocida por agrupaciones como la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones (ANPACT), que desde que arrancó la crisis advirtió sobre estos retrasos en los pedidos, o la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA), que también ha señalado la falta de oferta disponible de estos importantes activos.
En este sentido, transportistas consultados por Alianza Flotillera han reconocido problemas para adquirir unidades nuevas y retrasos en sus pedidos para renovar sus flotas de carga.
“Actualmente tenemos pedidos fincados para la adquisición de unidades nuevas, más no tenemos certeza de la fecha de entrega, ya que mes con mes se actualizan”, comentó un importante transportista de la región occidente del país, cuyo nombre ha sido reservado por esta publicación por motivos de competencia.
Otra fuente consultada en la zona metropolitana de la capital del país también reconoce esta falta de unidades nuevas, pues hay pedidos que desde el año pasado no han podido ser solventados, situación que también fue reconocida por otro transportista del norte del país, que tuvo dificultades con sus pedidos de unidades.
Esta falta de inventarios y retrasos en las entregas han traído consecuencias para la operación y otras adversidades que van desde no poder asignar unidades a contratos nuevos, hasta el retraso en los planes de renovación de las flotas, por lo que han tenido que extender la operación de vehículos que ya debían ir de salida.
“Se tienen compromisos para mover volumen desde inicios de este 2022, es por esto que se ha dejado de facturar y de incumplir los presupuestos por estas afectaciones”, comenta uno de los
entrevistados.
Seminuevos, otra ficha caída
La situación no es muy distinta para el mercado de vehículos usados, ya que de acuerdo con Guillermo Rosales, presidente ejecutivo de la AMDA, se tienen problemas de inventario como consecuencia de que el transportista sigue usando las unidades que tiene, al no tener certeza en sus entregas.
“No lo cede a la distribuidora para que lo pueda recolocar en el mercado secundario”, destaca Rosales sobre esta problemática de la que se esperaría una normalización hacia el segundo semestre del año.
La falta de inventarios en el mercado de seminuevos también es percibida por los transportistas consultados, aunado a que también se ha detectado una importante alza de precios en este tipo de vehículos.
¿Hasta cuándo?
Si bien este bache en la producción de vehículos pesados ha tenido dos meses de números positivos, diciembre y enero, aún no se sortea el tema de falta de semiconductores, por lo que estos últimos resultados no necesariamente marcan una tendencia a la alza, de acuerdo con Miguel Elizalde, presidente ejecutivo de la ANPACT.
“Debemos de ver un cambio positivo en la recuperación por el tema de semiconductores para el segundo semestre de este año”, señala al tiempo que abunda en que las empresas comenzarán a ver cambios positivos a partir de julio y hasta principios de 2023.
No obstante el hecho de ver un ligero avance en los próximos trimestres del año, no significa que hemos llegado a los niveles previos de la pandemia, ya que la recuperación tomará incluso hasta 2023 o 2024, según lo referido en diversas ocasiones por las agrupaciones de fabricantes y distribuidores, quienes vislumbran una lenta recuperación.
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