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Roberto Díaz Ruiz Una historia en el autotransporte

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Además de presidir desde el año pasado la Cámara Nacional del Autotransporte (Canacar), actualmente este directivo es considerado pieza clave en la evolución del autotransporte nacional.

Su vocación en la vida es clara: trabajar en lo que es su pasión, el autotransporte e industrias relacionadas. A pesar de que el trabajo constante lo ha llevado a tener poca vida personal, cuando tiene algún tiempo libre lo dedica a su familia, leer o simplemente disfrutar la soledad.

“Soy una persona que gozo de la tranquilidad, así he vivido toda mi vida, pero principalmente estoy enfocado a mi actividad. Así es mi modo de vida… creo que el trabajo es mi único vicio”, advierte Roberto Díaz Ruiz, al hablar de sus gustos y pasiones.

No duda en decir que: “Al trabajo estoy acostumbrado, soy una persona que labora normalmente entre 12 y 14 horas diarias, hasta en fines de semana.

“Trabajo tanto porque solo así se logran los grandes objetivos, si laborara menos horas, avanzaría más despacio, pero no hay crisis que te aguante 12 horas de trabajo y estas situaciones son la manera de poder salir adelante, así como con dedicación, entrega y tener la capacidad de hacer equipos.

No me asusta trabajar. En cuanto a complejidad del negocio, ya la conocía perfectamente, porque tengo muchos años participando en el Consejo Ejecutivo Nacional de la Canacar, que es donde se toman las principales decisiones de la agrupación”, enfatiza.

Asimismo, dice, algo de lo que se siente intensamente orgulloso es formar parte de la historia del autotransporte, al seguir con la tradición familiar.

Los inicios…

“El transporte es una actividad que viene de la familia desde mi bisabuelo, que junto con mi padre, iniciaron en este negocio, el cual no ha sido fácil.

“Como empresario, comencé a trabajar desde 1964; de ahí a la fecha, hemos estado permanentemente en esta actividad, combinándola con otras industrias como la agricultura, la construcción y el comercio de refacciones”, agrega.

Recuerda que su primera incursión fue como agricultor, y ante la necesidad de transportar lo que se producía, empezaron a incursionar en el transportista, “labor que tenían mi padre y mi abuelo”.

Añade que hoy en día, forma parte la empresa Fletes Chihuahua, fundada por Salvador Hernández Lucio y que inició operaciones en 1946 con la razón social denominada Auotransportes de Carga Insurgentes Pedro Moreno, cuya actividad empezó con sólo seis unidades tipo rabon.

“Yo entró a esta organización en 1964 como permisionario, por invitación de Salvador Hernández; desde entonces, seguimos aquí un servidor y un grupo de amigos que hemos conseguido mantener la empresa, lo que es logro en tiempos de crisis y en los que infinidad de compañías se han quedado en el camino.

Advierte que esta época fue muy importante para el crecimiento del autotransporte: “A este periodo se le conoció como el del `desarrollo estabilizador´, después el panorama se complicó, a partir del sexenio de Carlos Salinas de Gortari, y desde esa fecha hemos tratado de adaptarnos a la problemática que se ha tenido permanentemente desde la década de los 80.

“Anteriormente, había rutas que se respetaban, así como las tarifas; posteriormente, con el Tratado de Libre Comercio con Norteamérica (TLC), las cosas se complicaron porque no estábamos acostumbrados a ese tipo de competencias y menos a la depreciación de tarifas que ha habido, sobre todo en el sector de carga”.

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