Mujeres al volante: “El miedo no te va a detener a seguir adelante”

La vida le permitió a Carmen ponerse frente a un volante, una profesión apasionante y generosa

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El día a día de quien conduce un vehículo de carga es impredecible y caprichoso en todos los sentidos; ya sea por un detalle nimio como las condiciones climáticas, o por un tema mayúsculo como las circunstancias del camino, rara vez los viajes son iguales.

Tal cosa fue comprobada en el corto plazo por Carmen Espinoza, cuando un viaje realizado bajo el manto de un calor abrasador se convirtió, de un momento a otro, en un camino accidentado y pintado por el blanco de la nieve. El clima puede ser benévolo o traicionero para experimentados y novatos, aunque al segundo puede llegar a paralizarlo.

Este no fue el caso de Carmen, quien cuenta a Alianza Flotillera una de sus primeras andanzas como operadora de un vehículo de carga, cuando fue sorprendida por una de las tormentas invernales más crudas que se han presentado en Nevada en los últimos años, estando sola, en medio de la nada y sin saber qué hacer.

Ésta, una de sus primeras experiencias, significó el descubrimiento de que el volante da lecciones en la carretera y en la vida; la suya fue que a pesar de los vaivenes, el miedo y la adversidad de las circunstancias hay que seguir adelante. Sin importar el frío o lo sinuoso del camino, el sol saldrá de nuevo si se continúa avanzando. Siempre avanzando.

Así ha sido el camino que ha ido trazando Carmen, quien comenzó su historia en el transporte de carga cuando la pandemia de COVID-19 dejó estragos en su antiguo empleo como supervisora en el aeropuerto de Tijuana, orillándola a buscar nuevos horizontes para salir adelante como “truckera”, encontrando en esta profesión un deseo infantil cumplido y, al mismo tiempo, una oportunidad para dar sustento a su hogar.

“Saliendo de mi capacitación me fui de ‘mulera’ en Samsung, yo era la mujer más feliz del mundo con esta oportunidad que se me había dado. De ahí comencé en los cruces fronterizos para después subir a ciudades como Las Vegas, Sacramento, etc.”, recuerda Carmen con un tono de voz que denota orgullo.

No es para menos, conducir de manera profesional un vehículo de carga implica dedicación, preparación y destreza, aunque para ella la dificultad más importante no ha tenido que ver con el aprendizaje o los riesgos inherentes a controlar una bestia de alto tonelaje, sino con la falta de información que existe para quienes desean comenzar desde cero en el transporte. 

“Lo más complicado para mí fue tener que buscar cada pieza, ¿para dónde le doy, con quién, cómo y cuándo?”, señala y abunda en que este aspecto aún se complica más para las mujeres, ya que muchas veces ni se tiene en el radar que se pueden desempeñar en esta profesión o qué se puede hacer para arrancar.

Carmen admite que al inicio solía aparecer uno de los fantasmas mejor conocidos por el ser humano: el miedo, una reacción natural al percibir el peligro, aunque esto no ha sido determinante en sus decisiones como profesional: “Lo difícil es que se te quite el miedo porque ves el monstruo al lado tuyo”, destaca luego de suspirar como si estuviese imaginando las dimensiones del Freightliner que conduce a diario. “El miedo no te va a detener a seguir adelante”.

Hablando en metáforas, los seres humanos se parecen a las máquinas, ambos necesitan de un motor para avanzar, ¿dónde tiene ubicado Carmen el suyo? A juzgar por el entusiasmo y las respuestas, ella lo tiene colocado en su familia y la pasión que tiene por ponerse frente al volante y todas las actividades que esto implica, desde mantener pulcro el camión, hasta revisarlo cada mañana.

Pero no se puede avanzar si no se tiene un destino o un rumbo fijo, y la entrevistada tiene claro que el transporte abre las puertas para ver cumplidos otros sueños; el de ella es emprender una empresa que dé más oportunidades a las mujeres que, como ella, tienen el deseo de hacer carrera en el sector.

Más allá de los desafíos pasados y las metas futuras, los retos diarios de manejar toneladas durante horas seguidas es algo que no podría hacerse sin pasión, algo que sobra en Carmen, quien dice valorar y disfrutar cada que mira el sol sobre la carretera, ella sola con sus pensamientos y el sonido del motor.

 

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